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Parece claro que una adecuada nutrición a lo largo de la vida es un factor que determina la calidad de vida que puede esperarse en los últimos años de la misma.

Los problemas nutricionales de los ancianos

Paradójicamente, los principales problemas nutricionales en la población anciana son tanto la malnutrición como la obesidad. Tanto la malnutrición como la obesidad afectan negativamente a la calidad de vida y a la independencia de nuestros ancianos ya que, además, producen depresión, aumento de la susceptibilidad a las infecciones, mala recuperación postquirúrgica o úlceras de decúbito, entre otros problemas.

La mayoría de los estudios sugieren que casi una tercera parte de los ancianos hospitalizados y en residencias cumplen los criterios de malnutrición proteico-calórica. En ellos también son frecuentes las deficiencias subclínicas de vitaminas y de micronutrientes.

La importancia de las vitaminas

Esto es muy importante, porque, por ejemplo, la deficiencia de vitamina B12 puede ser causa de demencia que puede ser “curable”. También, por ejemplo, la deficiencia de otra vitamina, la vitamina D, no solo favorece la osteoporosis, sino que se ha involucrado en el riesgo de caídas, de diabetes tipo 2, de infecciones respiratorias, de insuficiencia cardiaca, de diversos tipos de cáncer como el de mama, colorrectal y de otras enfermedades.

La osteoporosis

La osteoporosis ha sido considerada como una enfermedad inevitable que se asocia al proceso de envejecimiento. Sin embargo, esta enfermedad se puede prevenir con una dieta correcta que incluya cantidades suficientes de calcio y vitamina D y con disminución de sodio (sal común), el cual favorece la pérdida de calcio con la orina.

También es importante el ejercicio físico adecuado a la edad y, además, actualmente la osteoporosis se puede tratar eficazmente con los nuevos fármacos antirresortivos.

Conclusión

Es imprescindible atender a la situación nutricional de los ancianos para aumentar la longevidad y lograr una mayor calidad de vida.