El papel de la sociedad ante la problemática de la soledad en las personas mayores
Un tema importante que empieza a ser objeto de intervención por profesionales, políticos, geriatras, tejido asociativo y movimientos sociales, es el que hace referencia a la soledad de las personas mayores. La soledad buscada no es un problema, pero la soledad sobrevenida por las pérdidas familiares, afectivas, de relaciones, y por la decadencia y limitaciones de la edad, empieza a ser y representar una cierta alarma social. Las organizaciones de servicios sociales, sanitarios, y distintos programas de voluntariado, empiezan a preocuparse más intensamente de estas situaciones. Distintas voces políticas institucionales o mediáticas señalan que no es un síntoma de una buena sociedad encontrarse con noticias que ponen de manifiesto el abandono personal, social y profesional de cada vez un mayor número de personas ancianas.
La soledad de las personas mayores se estudia como uno de los riesgos del envejecimiento, pero no se va mucho más allá del nivel teórico. Se habla de pobreza, exclusión, vulnerabilidad o precariedad, pero casi siempre los análisis se orientan a los aspectos materiales, a lo económico, sin considerar o poner el acento en la pobreza y vulnerabilidad en el mundo de las relaciones, de los afectos, las emociones o la protección a las personas mayores. Los servicios públicos, sociales, sanitarios, y los jurídicos, no siempre muestran la diligencia adecuada para hacer frente a este problema, plantearlo y buscar soluciones, alternativas o estrategias que aminoren o que eviten los efectos de una sociedad cada vez más individualista, de anónimos e insolidaria con los problemas de las personas mayores.
Hoy en día prevalece el individualismo y el egoísmo, es decir, nos encontramos ante una sociedad de anónimos. Los residentes de un inmueble se desconocen e ignoran y se desinteresan de la vida de su vecindad más próxima. Y esto no es precisamente un síntoma de progreso, solidaridad, de cohesión, de sociedad de convivencia. Es más el reflejo de una sociedad de individuales, un agregado de personas, pero no un grupo con valores compartidos. Se pueden compartir planteamientos políticos, ideas, creencias, pero no está en alza el compartir sentimientos, emociones, la vida real de las personas, en este modelo de la sociedad moderna.
El papel de la sociedad y la responsabilidad de la sociedad frente al cuidado y protección de las personas mayores que viven solas y que constituye un riesgo para su calidad de vida, es necesaria la conveniencia de atención por parte de determinados servicios asistenciales, públicos y privados, y fomentar las redes sociales. Pero un aspecto importante a tener en cuenta es la responsabilidad ética que tenemos como sociedad frente a esas personas.
Hoy en día hablamos de ética cívica, de la ética del don, del cuidado, ética basada en principios morales. La ética del cuidado, de apoyo, de la atención a las personas mayores es un deber, no es una postura, es una ética de la donación basada en los principios de la convivencia más social y humana. Las personas mayores ante todo son personas que se merecen el reconocimiento y respeto de toda una sociedad. Lo que hoy es la sociedad, donde se ha abalanzado en calidad de vida, bienestar, desarrollo y evolución, tiene unos artífices: las personas mayores; por lo tanto, devolverles en cuidados y atenciones todo lo que ellos han contribuido no es una donación sino un deber ciudadano. Recuperar valores basados en el apoyo, en el cuidado es intrínseco a la naturaleza. Hablar de donación y de ética de los apoyos y del cuidado es recuperar valores que en el devenir de la historia han quedado en un segundo plano; recuperar la solidaridad como un deber ciudadano es un signo de la devolución de un rostro más humano a la propia sociedad.
Esta entrada es un extracto del artículo “La soledad de las personas mayores en España. Una realidad invisible”, de José Daniel Rueda Estrada, publicado en el número 23 de la revista Actas de Coordinación Sociosanitaria. Puede acceder aquí al sumario y la descarga al Nr 23 de la revista.