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La cardiopatía isquémica es una patología del corazón que hace que este órgano no reciba suficiente flujo de sangre para sus funciones vitales.

Especialistas como María Jesús Salvador Taboada, miembro de TopDoctors, explican que también se conoce esta patología como cardiopatía coronaria.

La Fundación Española del Corazón afirma que la mayoría de las veces se desarrolla en su etapa inicial de forma asintomática, pero que afortunadamente se puede trabajar en su prevención.

El proceso que hace que la cardiopatía isquémica aparezca se fragua en las primeras décadas de la vida. La persona puede permanecer ajena a esta patología debido a que no experimenta señales o síntomas. Cuando ya aparecen esas señales la complicación se habrá hecho más severa.

Lo que sucede principalmente es que la vía de circulación sanguínea, las arterias que van al corazón, arterias coronarias, se estrechan y se obstruyen, y no dejan pasar suficiente sangre al corazón, y, por lo tanto, tampoco llega suficiente flujo de oxígeno hasta ese músculo. Si ese suceso ocurre de repente, rápido y sin señales previas se puede producir un infarto de miocardio. Si por el contrario esa obstrucción y limitaciones en la circulación se van produciendo de forma lenta, lo que puede aparecer es una angina de pecho.

Sin tratamiento puede llegar a convertirse en una patología crónica y producir incapacidad permanente.

La doctora Amelia Carro Hevia, especialista en Cardiología y Coordinadora nacional del Grupo de Trabajo de Cardiología del Deporte, y miembro de Top Doctors, nos detalla qué podemos entender por cardiopatía isquémica, basándonos en su definición etimológica: “Etimológicamente, «cardiopatía» expresa una enfermedad del corazón e «isquemia», sangre detenida o estancada. Es decir, la «cardiopatía isquémica» es una dolencia del corazón originada por una falta de riego debida a que la sangre en las arterias que no nutren (arterias coronarias) queda estancada o detenida”.

Es una enfermedad seria, ya que en la actualidad sigue engrosando las cifras de mortandad en todo el mundo. Por eso es tan importante, conocerla, identificar sus causas y síntomas, e intentar prevenirla.

Desde el Ministerio de Sanidad en España se lleva trabajando en la Estrategia frente a la Cardiopatía isquémica desde hace varias décadas debido a su prevalencia e impacto social (Estrategia en Salud Cardiovascular del Sistema Nacional de Salud).

Esta patología junto a la insuficiencia cardíaca, arritmias y valvulopatías, son las cuatro con más impacto en la población y a las que se presta especial atención en esta estrategia.

El plan para controlar el impacto de la cardiopatía isquémica engloba tanto acciones de prevención como el fomento del deporte y actividad física, la alimentación equilibrada y la eliminación de hábitos tóxicos como el tabaco.

Su objetivo es que la ciudadanía se pueda empoderar, conocer esas patologías y controlar su salud cardiovascular.

Además, desde el Ministerio se destaca como esencial el ofrecer un diagnóstico precoz, atención sanitaria coordinada, contar con unidades multidisciplinarias y la rehabilitación cardíaca.

Causas

La causa principal es el estrechamiento de las arterias coronarias.

¿Por qué?

Sobre todo, porque se acumulan grasas y placas de colesterol, lo que se conoce como arterioesclerosis o aterioesclerosis.

“La causa fundamental que produce esta detención en el flujo normal de sangre a través de las arterias coronarias son placas de ateroma que aparecen en su pared y van creciendo hasta obstruir el vaso. Similar a la cal en una tubería, pero en este caso, la tubería es la arteria coronaria, y la cal, un acúmulo de colesterol al que se unen plaquetas y células inflamatorias”, explica la cardióloga Amelia Carro.

La cardiopatía isquémica puede tener manifestaciones en forma de infartos, anginas de pecho o arritmias.

Algunos factores que inciden en el aumento del riesgo para desarrollar esta patología son:

  • Tener hábitos tóxicos como fumar o ser fumador pasivo.
  • Mala alimentación.
  • Falta de ejercicio físico.
  • Obesidad o sobrepeso.
  • Antecedentes familiares con patologías cardiovasculares.
  • Desarrollo de enfermedades cardiovasculares como la arterioesclerosis.
  • Envejecimiento.
  • Sexo masculino. Aunque se da más en hombres, desde la Fundación Española del Corazón explican que a partir de la menopausia la incidencia se iguala también en las mujeres.
  • Otras patologías inflamatorias como diabetes, hipertensión o hipercolesterolemia. Esto es lo que se llama síndrome metabólico, cuando hay una alteración asociada con patologías diversas como la diabetes, obesidad, aumento de colesterol e hipertensión, eso aumenta bastante el riesgo de desarrollar cardiopatía isquémica.
  • Frío o descenso de las temperaturas. La doctora Amelia Carro y la Fundación Española del Corazón coinciden en este punto. Ya que las bajas temperaturas pueden aumentar el riesgo de cardiopatía isquémica. Los consejos son evitar salir en las horas más frías del día o bien abrigarse correctamente, sobre todo, la cabeza.

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) han difundido un estudio en la publicación “Environment International”, en el que añaden un riesgo más a esta lista: las jornadas laborales prolongadas provocan miles de accidentes cardiovasculares y cardiopatías isquémicas. Según sus datos, en 2016 se perdieron 745.000 vidas por este motivo.

Las conclusiones sobre el estudio respecto a las largas jornadas de trabajo son claras: trabajar más de 55 horas a la semana aumenta el riesgo de fallecimiento debido a cardiopatía isquémica y complicaciones cardiovasculares.

Síntomas

Un día el paciente comienza a tener dolor en el pecho y disnea, dificultad respiratoria, al realizar esfuerzos para los que antes no tenía dificultad.

Estas señales deben hacer sospechar y se debe solicitar un diagnóstico clínico para comprobar qué esta sucediendo en su organismo.

Según explica más en detalle la especialista Amelia Carro “el síntoma fundamental es el DOLOR DE PECHO que aparece al iniciar esfuerzos, puede desencadenarse en ambientes fríos, mejora al cesar la actividad y/o con la administración de nitratos de rescate”.

Atendiendo a su experiencia previa describe que “Muchas veces, ese dolor se acompaña de otros síntomas como sudoración fría, mareo, náuseas, irradiación del dolor hacia el brazo izquierdo o la mandíbula. Pero también puede expresarse con síntomas mal definidos, como opresión en hombros, muñecas, falta de aire. El síncope puede ser una manifestación. En casos extremos, la cardiopatía isquémica puede debutar como una parada cardiorrespiratoria”.

“Y en varones” continua la doctora, “puede aparecer una disfunción eréctil en las semanas o meses precedentes. Esto se explica porque también hay una falta de riego a nivel del músculo erector del pene”.

Si estamos ante un infarto agudo, provocado por cardiopatía isquémica, el dolor puede aparecer repentinamente. Pero si es una angina de pecho aparecerá solo en el momento que la persona realiza un esfuerzo.

Los especialistas también recalcan que según la persona también esos síntomas pueden presentarse de otras formas, ya que, en mujeres o personas mayores, a veces el infarto da señales previas como malestar general o falta de aire, y no acusan tanto ese dolor en el pecho.

Ante el dolor en el pecho es importante realizar una prueba, como el electrocardiograma que identifique qué está sucediendo.

Tipos

La Fundación Española del Corazón explica que existen tres tipos de cardiopatías isquémicas:

  • Infarto agudo de miocardio Sucede cuando la arteria coronaria se obstruye por un trombo. Se manifiesta por dolor en el pecho que se mantiene pasados más d 20 minutos. También puede aparecer fatiga, sudor o mareo. El daño provocado al corazón será mayor cuanto más tarde se intervenga al paciente.
  • Angina de pecho estable La persona experimenta dolor recurrente en la zona del pecho. Aparece opresión en el pecho e incluso quemazón o tirantez. Suele aparecer con el esfuerzo físico o emociones que alteran a la persona.
  • Angina de pecho inestable El dolor aparece en reposo. Su aparición supone un alto riesgo de tener un infarto agudo de miocardio. La persona debe ser tratada con urgencia.

Prevalencia

La Organización Mundial de la Salud evaluó cuáles fueron las 10 principales causas de fallecimiento en todo el mundo en 2019. El resultado es que estas 10 causas suponen más de la mitad de las muertes en el mundo.

Las principales patologías que encabezan la lista son las patologías cardiovasculares, posicionándose la cardiopatía isquémica en primer lugar, y con un avance significativo, si se compara con datos de hace un par de décadas.

Debido a la cardiopatía isquémica se producen el 16% de las muertes anuales. En cifras totales, en 2019 supuso casi 9 millones de fallecimientos, cuando en 2000 solo fueron 2 millones. Y un dato curioso es que encabeza la lista en países más desarrollados.

Es importante tomar conciencia y prestar atención a estos datos para poder mejorar los hábitos de vida e intentar prevenir en la medida de lo posible el avance de estas patologías.

Según este y otros estudios la cardiopatía isquémica es una patología bastante frecuente y que su prevalencia aumenta con la edad.

Principalmente la cardiopatía isquémica aparece más en los hombres, aunque a partir de la menopausia, las mujeres también presentan esta complicación, y la cifra de prevalencia en ambos sexos se iguala. La diferencia sería que los varones presentan más infartos y la mujer angina de pecho.

En el Mapa de las Enfermedades Cardiovasculares difundido por la Sociedad Española de Cardiología en su Informe de la Salud Cardiovascular en España se alerta que, aunque el riesgo se incrementa con la edad, en los últimos años se ha observado que el valor de personas con cardiopatías está creciendo en personas más jóvenes, por lo que pueden determinar que existe aparición precoz en población de edad más baja.

Hoy día el reto por el que apuestan los especialistas es la prevención. Para ello hay que educar en hábitos saludables y también promover el diagnóstico precoz.

Esa prevención pasa también por mejorar la formación y optimizar la atención de pacientes con cardiopatía isquémica. Formación que ya se imparte tipo máster y que ofrece directrices que mejoran la organización asistencial a estos pacientes.

Los especialistas que pueden diagnosticar la cardiopatía isquémica son los especialistas en cardiología.

Normalmente para efectuar ese diagnóstico, seguimiento y tratamiento puede haber un equipo multidisciplinar donde también colaboren especialistas en cirugía cardíaca, nutricionistas, endocrinólogos y expertos en radioagnóstico.

Pruebas

El primer paso es abordar la historia clínica y antecedentes personales y familiares de la persona que acude a consulta.

Esta primera impresión puede dar las señales iniciales al especialista para su diagnóstico, ya que, si existen antecedentes familiares de riesgo cardiovascular o hay incidencia de patologías como colesterol alto, hipertensión o diabetes, puede apuntar a que ese dolor torácico sea debido a una cardiopatía isquémica.

Tras la exploración física se realizarán una serie de pruebas para poder evaluar la situación del paciente y determinar su patología y la severidad de la misma:

  • Analíticas de sangre. Se pueden detectar algunas alteraciones que indican un mal funcionamiento cardíaco.
  • Radiografía del tórax. Da una imagen clara de cómo es el estado del corazón y los pulmones.
  • Ecocardiografía. Se observa el funcionamiento del corazón a través de ultrasonidos.
  • Electrocardiograma. Gracias a esta prueba se comprueba la actividad eléctrica del corazón.
  • Prueba de esfuerzo. En esta prueba el paciente debe ir realizando actividad física que irá aumentando de intensidad y así se puede detectar cuál es la respuesta de su corazón y el organismo ante este esfuerzo.
  • Tomografía computarizada coronaria. Esta prueba ser realiza a través de un escáner que va tomando imágenes del corazón y permite saber si hay obstrucción en las arterias coronarias.

Tratamiento

El especialista valorará cuál es el tratamiento más adecuado atendiendo a las circunstancias personales de cada paciente.

Los tipos de tratamientos pueden dividirse en los siguientes:

  • Tratamiento farmacológico para incrementar el aumento de sangre hacia el corazón. Pueden pautarse aspirinas, anticoagulantes o fármacos antiagregantes de plaquetas.
  • Tratamiento quirúrgico cuando los fármacos no son suficientes para controlar la patología. Se puede realizar un cateterismo para poder expandir las arterias del corazón y dejar pasar la sangre de forma más fluida. Si los especialistas estiman que las arterias están muy obstruidas se debe hacer rápido. Se realiza poniendo un stent en la zona donde la arteria se ha estrechado más (angioplastia con stent). Otros tipos de cirugías pueden ser para revascularizar las arterias o conseguir efectos que la angioplastia no puede tratar. En esos casos se puede realizar un by-pass.
  • Y como colofón a los tratamientos anteriores, los especialistas recomiendan seguir unos hábitos saludables. De esa forma, se combinará el tratamiento pautado con ejercicio físico y dieta saludable.

A veces serán necesario combinar tanto la actividad física, la dieta y los fármacos para reducir el colesterol, mantener controlada la diabetes o mantener a raya la tensión arterial, para mejorar su pronóstico. Es importante que aquellos factores que pueden empeorar la patología, como el estrés o los hábitos tóxicos (fumar o beber mucho alcohol) se mantengan fuera de la vida del paciente.

La doctora Amelia Carro Hevia, especialista en Cardiología y Coordinadora nacional del Grupo de Trabajo de Cardiología del Deporte, y miembro de Top Doctors, nos detalla que “la cardiopatía isquémica es una enfermedad crónica en el que debemos de contemplar las lesiones a dos niveles:

  • El daño en el músculo cardíaco tiene varios grados: angina de pecho (la isquemia no llega a bloquear el flujo el tiempo necesario para que el daño sea permanente, y en esta etapa, puede salvarse el músculo cardiaco si se pone remedio a la obstrucción arterial) e infarto de miocardio (cuando ocurre un infarto, deja una herida o cicatriz permanente que no tiene curación. Sólo resta la posibilidad de proteger el músculo sano de nuevos daños para que pueda compensar esa zona de cicatriz que ya no es efectiva para la función de contracción del corazón).
  • El daño en las arterias: este daño es permanente. Se pueden dar tratamientos para que las placas de ateroma no sigan creciendo y obstruyan el vaso. A veces, se implanta un muelle (stent) en una zona muy obstruida o completamente cerrada, pero eso es sólo un “parche”; la arteria es una arteria enferma que hay que seguir protegiendo de por vida”.

En su opinión hay diversos factores, además de estos que acabamos de referenciar, que ayudarán a que el paciente tenga una mejor calidad de vida y pueda controlar la patología:

  • Tratamiento antiagregante: pastillas para evitar que las plaquetas de las placas de ateroma obstruyan las arterias; es un tratamiento de por vida.
  • Tratamiento hipolipemiante: para mantener unos niveles de colesterol reducidos y por el efecto antiinflamatorio que este tratamiento ejerce. Los niveles de colesterol en estas personas NO deben mirarse y controlarse por los asteriscos/flechas de las analíticas, ya que estos sólo indican parámetros estadísticos para la población general. En los pacientes con cardiopatía isquémica se deben marcar como objetivo NIVELES DE LDL-COLESTEROL inferiores a 55 mg /dl.
  • Tratamiento de cualquier factor de riesgo adicional diabetes, tensión arterial, etc.
  • Mantener un peso adecuado.
  • Ejercicio físico: es parte integral de su tratamiento, idealmente, coordinado desde una unidad de rehabilitación cardiaca y supervisado por profesionales de la actividad física.
  • Soporte psicológico: muchos pacientes se benefician de terapia a este nivel para gestionar su enfermedad y el impacto vital que genera.

Ejercicio y actividad física

Desde la Fundación Española del Corazón ofrecen algunas recomendaciones de ejercicio para pacientes con cardiopatía isquémica.

Para ello diferencian entre pacientes que hayan podido tener un infarto y aquellos que no. También si hay obstrucciones por resolver en las arterias y cuáles son las secuelas de la patología en su vida cotidiana, su día a día y su trabajo.

Desde la fundación consideran que es importante practicar ejercicio físico, siempre según las características del paciente, y una de las formas de poder realizar ejercicio con confianza y seguridad, es saber detectar señales de alarma de otros síntomas que puedan aparecer, pero que no revierten gravedad.

Su consejo es que la persona practique ejercicio aeróbico al menos 3 días por semana y que se haga un mínimo de 150 minutos de ejercicios de intensidad moderada o 75 de intensidad algo más alta.

El especialista le podrá indicar cuál es la mejor pauta de ejercicio en cada caso.

Como deportes recomendados están los paseos, correr, nadar, montar en bicicleta, etc.

También hay que realizar ejercicios que fortalezcan los músculos.

El doctor Zigor Madaria, cardiólogo clínico, deportivo y especialista en rehabilitación cardíaca, ha preparado este contenido sobre ejercicio que se puede consultar en la web de la fundación.

Dieta saludable

El Servicio Madrileño de Salud de la Comunidad de Madrid ofrece una serie de recomendaciones dietéticas y nutricionales para pacientes con cardiopatía isquémica.

Su alimentación es muy importante para controlar la patología y puede llegar a disminuir el riesgo de desarrollar aterosclerosis y complicaciones del corazón.

Las pautas básicas son tener una dieta variada y equilibrada.

Realizar al menos cinco comidas al día y si es posible seguir unos horarios.

La ingesta de líquido es vital, y se recomiendan al menos de 2 a 3 litros entre agua, infusiones y caldos.

No solo es importante qué se come, sino cómo se come. Masticar bien la comida y no comer rápido pueden ayudar a una mejor digestión.

¿Qué evitar? Los alimentos demasiado calóricos o grasas como dulces o patatas fritas de bolsa.

La forma en qué se cocina la comida también debe ser tenida en cuenta.

Pero, sobre todo, combinar frutas, verduras y productos bajos en grasa son buenas opciones para incluir en esta dieta.

¿La sal? Siempre con moderación, en aquellos casos en los que no esté prohibida totalmente.

Consejos de prevención

¿Se puede prevenir la cardiopatía isquémica?

Amelia Carro, profesional experta en cardiología nos explica que “la mejor prevención es evitar y controlar los factores de riesgo que generan ateromas e inflamación en la pared de los vasos”.

Sus consejos de prevención son los siguientes:

  • Mantener unos niveles de colesterol adecuados en sangre, especialmente, evitando grasas trans (abundantes en los alimentos ultraprocesados).
  • Controlar los niveles de azúcar, relacionados también con el consumo de ultraprocesados. No sólo los diabéticos, sino también los prediabéticos, muestran daño vascular importante.
  • Evitar elevaciones en las cifras de tensión, ya que somete a un estrés a las arterias que hace que reaccionen con inflamación y las debilita.
  • Abstención absoluta de tabaco, que contiene sustancias que favorecen la inflamación y el daño de las arterias, además de que deteriora la capacidad de regeneración ante un daño (estrés oxidativo)
  • Actividad física regular, ya que promueve la movilización de sangre desde y hacia el corazón, estimula procesos de reparación y antagoniza muchos de los mecanismos proaterogénicos.
  • Gestión adecuada del estrés y las emociones: ya que niveles elevados de estrés liberan sustancias que perpetúan el daño y la inflamación.

La Asociación Española de Enfermería en Cardiología afirma que es primordial modificar el estilo de vida y evitar conductas que puedan deteriorar el sistema cardiovascular. Además de la dieta saludable y evitar el tabaco, esta asociación apuesta por controlar la presión arterial, colesterol y glucemia.

Asimismo, nada de consumo de estupefacientes y reservar el tiempo necesario para los cuidados de la salud bucal.

Ante los niveles de estrés, recordar siempre, que esta situación puede duplicar el riesgo de experimentar complicaciones cardíacas.

En resumen, sobre la dieta para prevenir el desarrollo de cardiopatía isquémica y/o alteraciones cardíacas:

  • Sí a las frutas, verduras, pescado y carnes blancas.
  • No a los bollos, embutidos, fritos o alimentos procesados.

Seguir una dieta adecuada es la mejor forma para controlar el peso y a su vez otros factores como la hipertensión, diabetes o glucosa.

La actividad siempre importante: hay que intentar al menos hacer ejercicio durante tres horas por semana, que se recomienda repartir en varios días. El ejercicio moderado y siempre respetando las capacidades de cada persona.

Una vida más relajada puede ser la clave final para cuidar el corazón y siempre seguir las instrucciones y tratamientos pautados por el especialista.

Por su parte, la Sociedad Andaluza de Cardiología cuenta con un grupo de trabajo de prevención y rehabilitación cardíaca que trabajan para controlar los factores de riesgo cardiovascular en pacientes y ofrecer terapias que puedan prevenir complicaciones. El grupo coincide con el resto de los expertos en cuidar la dieta, hacer ejercicio y huir del tabaquismo.

Asimismo, señalan que la rehabilitación cardíaca es efectiva y que su prevención reduce la mortalidad en personas con patologías coronarias entre el 20 y 30%.

Los programas de rehabilitación cardíaca pueden ser supervisados o no supervisados según las características del paciente.

Dentro de los supervisados, en régimen ambulatorio, son sobre todo para personas con riesgo moderado y alto. Se tienen en cuenta factores como:

  • Entrenamiento físico.
  • Apoyo psicológico para lograr ofrecer un equilibrio y reducir el estrés en el paciente.
  • Programa educativo: para concienciar y sensibilizar tanto en dieta, hábitos saludables, factores de riesgo a evitar, etc.
  • Programa social. Para que la persona pueda realizar una vida lo más normalizada posible.

Los expertos y especialistas consideran que trabajar en prevención es la mejor herramienta para controlar la cardiopatía isquémica.

Envejecimiento saludable

En este último apartado muchas personas se realizarán esta pregunta: ¿Qué consejos se pueden dar a adultos mayores con cardiopatía isquémica para afrontar esta etapa de la vida?

La cardióloga Amelia Carro expone que “es importante que conozcan su enfermedad, y el grado de control de los factores de riesgo. Generalmente, es una edad en la que se puede hacer una buena intervención terapéutica para adaptar el ejercicio físico, patrón horario de alimentación y gestión de estrés, ya que se desprenden de cargas laborales que, hasta la edad de jubilación, sí pueden suponer un obstáculo”.

Explica que “muchos adultos mayores asocian varias complicaciones como insuficiencia cardiaca o arritmias, por lo que su tratamiento está muy individualizado y deben cumplirlo con rigurosidad. Dado que el número de pastillas puede ser elevado, es importante que vayan siempre:

  • Identificados con su NIF y tarjeta sanitaria.
  • Lleven anotados todos sus tratamientos en un lugar visible (esto facilita la atención en caso de urgencia o accidente; i.e, si están inconscientes y se ve que en su medicación figura insulina, se conocerá su condición de diabético y se agiliza la sospecha diagnóstica).
  • Provisión de medicación de rescate: i. e, cafinitrina sublingual.
  • Acudan a sus revisiones provistos de informes y listados de medicación.
  • Vigilen periódicamente su peso, presión arterial, cambios en los síntomas que puedan precisar atención.
  • Necesidad de vacunación antigripal anual”.

Asimismo, desde entidades como la Sociedad Española de Cardiología (secciones de Cardiología Geriátrica y Cardiopatía Isquémica/Cuidados Agudos Cardiovasculares), la Sociedad Española de Medicina Interna, la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria y la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, se han unido en ocasiones en el estudio de la cardiopatía congénita y adultos mayores, y destacan la importancia de tener siempre las peculiaridades de los adultos mayores con esta patología para poder abordarla de forma multidisciplinar.

La prioridad en este rango de edad es que el paciente pueda ser lo más independiente posible, ganar en calidad de vida y sobre todo reducir los ingresos en hospitales.

Continuar con sus tratamientos pautados, realizar ejercicio ligero o moderado y seguir una dieta saludable, son, como a cualquier otra edad, garantes de una mejor calidad de vida para personas con esta patología.

El especialista también debe controlar los posibles efectos adversos de la medicación que pauta para no reducir esa calidad de vida y evitar complicaciones.

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¿Qué es la cardiopatía isquémica?

La cardiopatía isquémica es una patología del corazón que hace que este órgano no reciba suficiente flujo de sangre para sus funciones vitales.

¿A qué se debe?

Lo que sucede principalmente es que la vía de circulación sanguínea, las arterias que van al corazón, arterias coronarias, se estrechan y se obstruyen, y no dejan pasar suficiente sangre al corazón, y, por lo tanto, tampoco llega suficiente flujo de oxígeno hasta ese músculo. Si ese suceso ocurre de repente, rápido y sin señales previas se puede producir un infarto de miocardio. Si por el contrario esa obstrucción y limitaciones en la circulación se van produciendo de forma lenta, lo que puede aparecer es una angina de pecho.

La causa principal es el estrechamiento de las arterias coronarias.

¿Por qué?

Sobre todo, porque se acumulan grasas y placas de colesterol, lo que se conoce como arterioesclerosis o aterioesclerosis.

¿Se puede prevenir?

Amelia Carro, profesional experta en cardiología y miembro de TopDoctors, nos explica que “la mejor prevención es evitar y controlar los factores de riesgo que generan ateromas e inflamación en la pared de los vasos”.

Sus consejos de prevención son los siguientes:

  • Mantener unos niveles de colesterol adecuados en sangre, especialmente, evitando grasas trans (abundantes en los alimentos ultraprocesados).
  • Controlar los niveles de azúcar, relacionados también con el consumo de ultraprocesados. No sólo los diabéticos, sino también los prediabéticos, muestran daño vascular importante.
  • Evitar elevaciones en las cifras de tensión, ya que somete a un estrés a las arterias que hace que reaccionen con inflamación y las debilita.
  • Abstención absoluta de tabaco, que contiene sustancias que favorecen la inflamación y el daño de las arterias, además de que deteriora la capacidad de regeneración ante un daño (estrés oxidativo)
  • Actividad física regular, ya que promueve la movilización de sangre desde y hacia el corazón, estimula procesos de reparación y antagoniza muchos de los mecanismos proaterogénicos.
  • Gestión adecuada del estrés y las emociones: ya que niveles elevados de estrés liberan sustancias que perpetúan el daño y la inflamación.

¿Hay posibilidad de curación?

La cardióloga Amelia Carro indica que la cardiopatía isquémica es una enfermedad crónica en la que se deben contemplar las lesiones a dos niveles:

  • El daño en el músculo cardíaco, que tiene varios grados.
  • El daño en las arterias, que es permanente. Se pueden dar tratamientos para que las placas de ateroma no sigan creciendo y obstruyan el vaso. A veces, se implanta un muelle (stent) en una zona muy obstruida o completamente cerrada, pero eso es sólo un “parche”; la arteria es una arteria enferma que hay que seguir protegiendo de por vida.

A pesar de ser una patología crónica siguiendo tratamiento y recomendaciones de los especialistas se pueden prevenir en gran medida las complicaciones.

¿Qué tratamiento es el aconsejado para las personas con cardiopatía isquémica?

El especialista valorará cuál es el tratamiento más adecuado atendiendo a las circunstancias personales de cada paciente.

Los tipos de tratamientos pueden dividirse en los siguientes:

  • Tratamiento farmacológico para incrementar el aumento de sangre hacia el corazón. Pueden pautarse aspirinas, anticoagulantes o fármacos antiagregantes de plaquetas.
  • Tratamiento quirúrgico cuando los fármacos no son suficientes para controlar la patología. Se puede realizar un cateterismo para poder expandir las arterias del corazón y dejar pasar la sangre de forma más fluida. Si los especialistas estiman que las arterias están muy obstruidas se debe hacer rápido. Se realiza poniendo un stent en la zona donde la arteria se ha estrechado más (angioplastia con stent). Otros tipos de cirugías pueden ser para revascularizar las arterias o conseguir efectos que la angioplastia no puede tratar. En esos casos se puede realizar un by-pass.
  • Y como colofón a los tratamientos anteriores, los especialistas recomiendan seguir unos hábitos saludables. De esa forma, se combinará el tratamiento pautado con ejercicio físico y dieta saludable.

¿Qué señales indican que una persona puede tener este tipo de cardiopatía?

Un día el paciente comienza a tener dolor en el pecho y disnea, dificultad respiratoria, al realizar esfuerzos para los que antes no tenía dificultad.

Estas señales deben hacer sospechar y se debe solicitar un diagnóstico clínico para comprobar qué está sucediendo en su organismo.

¿Qué recomendaciones existen para adultos mayores con cardiopatía isquémica?

La cardióloga Amelia Carro expone que “es importante que conozcan su enfermedad, y el grado de control de los factores de riesgo. Generalmente, es una edad en la que se puede hacer una buena intervención terapéutica para adaptar el ejercicio físico, patrón horario de alimentación y gestión de estrés, ya que se desprenden de cargas laborales que, hasta la edad de jubilación, sí pueden suponer un obstáculo”.

  • Angioplastia. Cirugía del corazón para poner un “stent” en la zona donde la arteria coronaria se ha estrechado más.
  • Arritmia. Alteración del corazón que afecta al ritmo cardíaco. Puede tener demasiados latidos o muy lentos o ambos de forma irregular.
  • Arterioesclerosis o aterioesclerosis. Patología que consiste en la acumulación de grasas y placas de colesterol en las arterias.
  • Cafinitrin. Pastilla que se pone debajo de la lengua como medicación de rescate para personas con patologías del corazón.
  • Disnea. Dificultad respiratoria que aparece incluso sin esfuerzo o con la realización de esfuerzo ligero.
  • Ecocardiografía. Prueba para observar el funcionamiento del corazón a través de ultrasonidos.
  • Electrocardiograma. Prueba que comprueba la actividad eléctrica del corazón.
  • Isquémica. Su significado quiere decir sangre detenida o estancada. En la patología de cardiopatía isquémica la complicación cardíaca se debe a falta de riego porque las arterias coronarias se han estrechado y no dejan pasar suficiente flujo.
  • Miocardio. Músculo del corazón. Su función es la de bombear sangre para que el sistema circulatorio realice su actividad.
  • Plaquetas. Son células que están en la sangre y tienen la función de coagulación ante posibles hemorragias.
  • Síncope. En medicina se llama así al momento en que una persona puede perder de repente y de forma casi fugaz la conciencia. La persona puede experimentar justo antes de ese momento sensación de mareo, sudoración y/o pérdida de fuerza o debilidad.
  • Tomografía (referido a tomografía computarizada coronaria). Esta prueba se efectúa con un escáner que va tomando imágenes del corazón y permite saber si hay obstrucción en las arterias coronarias.
  • Ultraprocesados (referido a alimentos). Se llama así a los alimentos que se hacen de forma industrial. Su valor nutritivo es bajo o nulo y se han desarrollado a su vez con alimentos procesados. Un ejemplo, son los bollos industriales.
  • Valvulopatía. Es una patología que incide sobre las válvulas del corazón. Si esos elementos no realizan su trabajo, la sangre no va a fluir en el corazón como tendría que hacerlo afectando así a su rendimiento.