Cargando...

La dispraxia, también conocida como trastorno del desarrollo de la coordinación, es una condición neurológica que afecta la habilidad para planificar y coordinar movimientos voluntarios. Aunque no es causada por problemas físicos o intelectuales, su impacto en el desarrollo infantil puede ser significativo y a menudo pasa desapercibida tanto para padres como para especialistas.

Reconocer los signos tempranos de esta condición es crucial para proporcionar el apoyo necesario y mejorar el desarrollo psicomotor del niño.

¿Qué es la dispraxia?

La dispraxia es una patología neurológica que se manifiesta con alteraciones psicomotrices, como dificultad en el movimiento o alteración del lenguaje. Afecta al desarrollo infantil y se diagnostica principalmente en la infancia. Sin embargo, sigue siendo una patología poco conocida tanto por padres como por especialistas.

La dispraxia no se debe a un problema físico ni intelectual, sino a una alteración neurológica que afecta la planificación y ejecución de movimientos. Es fundamental reconocer y diagnosticar la dispraxia tempranamente para proporcionar un apoyo adecuado y mejorar el desarrollo psicomotor del niño.

Características de la dispraxia

Los niños con dispraxia pueden tropezar o caerse con frecuencia, pero estos problemas no se deben a una deficiencia física. Las características de la dispraxia incluyen:

  • Dificultad para realizar actividades manuales (escribir, dibujar).
  • Mala coordinación de movimientos (montar en bici, jugar).
  • Problemas de memoria y concentración.
  • Alteraciones de la visión y el habla.
  • Dificultad para seguir un orden lógico en las tareas.
  • Problemas para socializar e inquietud.

En general, los padres suelen notar los primeros signos de dispraxia cuando observan dificultades en la coordinación y movimientos torpes en sus hijos. Los niños con dispraxia realizan actividades como vestirse o escribir de manera lenta y torpe.

Estas dificultades pueden aparecer desde la primera infancia, afectando acciones básicas como gatear, sentarse, caminar y hablar.

A medida que el niño crece, pueden surgir otros problemas en movimientos más complejos, como atarse los cordones o usar los cubiertos.

Tipos de dispraxia

Existen diferentes tipos de dispraxia, clasificados según la parte del cuerpo o los miembros afectados por la dificultad de movimiento:

  1. Dispraxia ideacional: La persona no puede organizar las ideas para realizar una acción, como atarse los cordones.
  2. Dispraxia ideomotora: La persona puede planificar mentalmente una acción, pero no puede realizar los movimientos necesarios.
  3. Dispraxia constructiva: Dificultad para organizar o construir cosas, como dibujar o copiar un texto.
  4. Dispraxia verbal u oromotora: La dificultad radica en coordinar los movimientos de la boca y garganta para hablar.

Causas de la dispraxia

La dispraxia no se debe a un problema físico en los músculos, sino a una alteración neurológica que afecta la forma en que el cerebro planea y ejecuta movimientos.

Aunque su origen concreto no se conoce con certeza, se han identificado varias posibles causas:

  • Alteraciones en el desarrollo neuronal o del tejido nervioso.
  • Partos prematuros o complicaciones durante el parto.
  • Traumatismos o sufrimiento fetal.
  • Componentes genéticos, ya que la dispraxia puede ser más común en familias con antecedentes de esta condición.

Síntomas de la dispraxia

Los síntomas de la dispraxia pueden variar ampliamente en su severidad y manifestación, pero aquí algunos de los más comunes:

La dispraxia, también conocida como trastorno del desarrollo de la coordinación, es una condición que afecta la habilidad para planificar y coordinar movimientos voluntarios.

Los síntomas pueden variar ampliamente en su severidad y manifestación, pero aquí algunos de los más comunes:

  1. Dificultad motora gruesa:
    • Torpeza al caminar o correr.
    • Problemas para mantener el equilibrio.
    • Tendencia a caerse o tropezar con frecuencia.
  2. Dificultad motora fina:
    • Problemas para manejar utensilios como cubiertos, lápices o tijeras.
    • Escritura ilegible o desorganizada.
    • Dificultad para abotonarse la ropa o manejar cierres.
  3. Problemas de coordinación:
    • Dificultad para realizar movimientos coordinados y precisos, como atrapar una pelota o montar en bicicleta.
    • Gestos descoordinados al hablar o moverse.
  4. Problemas de percepción sensorial:
    • Sensibilidad aumentada o disminuida a estímulos como luz, sonido o tacto.
    • Dificultad para juzgar la distancia, la profundidad o el espacio.
  5. Problemas de planificación y organización:
    • Dificultad para planificar y llevar a cabo secuencias de movimientos complejos.
    • Problemas para seguir instrucciones o recordar el orden de las tareas.
  6. Dificultades en el ámbito académico:
    • Rendimiento escolar por debajo de lo esperado para la edad y la inteligencia del niño.
    • Dificultad para aprender nuevas habilidades motoras o académicas.
  7. Problemas emocionales y sociales:
    • Frustración o baja autoestima debido a las dificultades motoras.
    • Problemas para relacionarse con otros niños debido a la torpeza o la incomodidad en actividades físicas.

Diagnóstico y tratamiento de la dispraxia

El diagnóstico se basa en una exploración física y una serie de preguntas para evaluar la situación del niño y su historial médico. Tras identificar las características de la dispraxia, se procede a ofrecer terapia de "reorganización neurofuncional". Esta terapia, según el Dr. Jorge Catalán Balaguer, no tiene un tratamiento médico o farmacológico, sino que consiste en una serie de terapias que ayudan al niño a planificar y coordinar sus movimientos y tareas cotidianas.

En general, ell diagnóstico de la dispraxia requiere la evaluación de un equipo multidisciplinario de especialistas en desarrollo infantil, incluyendo neuropediatras, fonoaudiólogos, logopedas, terapeutas ocupacionales y fisioterapeutas. Los padres y profesores también juegan un papel importante en el apoyo y orientación del niño para mejorar su coordinación psicomotriz.

¿Cómo detectar la dispraxia?

Detectar la dispraxia implica observar ciertos signos en el comportamiento y habilidades motoras del niño. Los padres y maestros deben estar atentos a la torpeza en los movimientos, la dificultad para realizar tareas que requieren coordinación y la falta de habilidad para seguir una secuencia lógica en las actividades diarias. Además, pueden notar problemas en la memoria, la concentración y la socialización.

Una evaluación profesional es esencial para confirmar el diagnóstico. El especialista realizará pruebas físicas y cognitivas, así como una revisión del historial médico del niño. La detección temprana permite iniciar las terapias necesarias para mejorar la calidad de vida del paciente.

Terapias y tratamientos

La dispraxia puede ser tratada con éxito mediante terapias de reorganización neurofuncional. Este tratamiento no es médico ni farmacológico, sino que se basa en la rehabilitación de la coordinación y la planificación de movimientos. La terapia neurofuncional ayuda a desarrollar habilidades motoras y a superar los bloqueos que impiden el correcto desarrollo psicomotor.

Un método conocido es el método Padovan, que, aunque controvertido, ha sido utilizado para tratar dificultades en el aprendizaje. Esta terapia y otras similares deben ser prescritas por un médico o especialista, que evaluará las necesidades particulares del paciente y recomendará el enfoque más adecuado para su tratamiento.

Consejos de prevención

Aunque no se conoce con exactitud la causa de la dispraxia, es difícil prevenirla. Sin embargo, la intervención temprana y la reeducación psicomotora pueden facilitar el desarrollo de habilidades motoras y la coordinación. Es importante acudir al especialista lo antes posible para obtener un diagnóstico y comenzar las terapias necesarias.

Un ejemplo inspirador es el caso del actor Daniel Radcliffe, quien ha hablado públicamente sobre su dispraxia. Radcliffe ha demostrado que, con esfuerzo y dedicación, es posible superar las dificultades asociadas a la dispraxia y alcanzar el éxito en diversas áreas de la vida.

Prevención de la dispraxia en niños y adultos

La prevención de la dispraxia implica principalmente la detección y el tratamiento temprano. En los niños, es crucial observar y actuar ante los primeros signos de torpeza y dificultades en el desarrollo motor. Los padres deben estar atentos y consultar a un especialista en caso de detectar síntomas.

En los adultos, la dispraxia puede persistir, por lo que es importante continuar con las terapias y seguir las recomendaciones de los expertos. Mantener una rutina de ejercicios y actividades que promuevan la coordinación y la planificación motora puede ayudar a mejorar la calidad de vida y la autonomía de las personas con dispraxia.

Prevención de la dispraxia en mayores

Para los adultos con dispraxia, seguir las recomendaciones y terapias de los especialistas es esencial. La reeducación continua de los movimientos y la coordinación motriz permite mantener la autonomía y la independencia en las actividades diarias. Además, un envejecimiento saludable y activo contribuye a una mejor calidad de vida.

Es fundamental que los mayores continúen participando en terapias y actividades que promuevan la coordinación y la planificación motora. El apoyo de familiares y profesionales puede marcar una diferencia significativa en el manejo de la dispraxia a lo largo de la vida.

Publicaciones, documentos técnicos y websites con información

Contactos de interés

Preguntas frecuentes

¿Qué diferencia hay entre dispraxia y dislexia?

La dispraxia y la dislexia son trastornos diferentes que afectan distintas áreas del desarrollo. La dispraxia se relaciona con la coordinación y planificación de movimientos, mientras que la dislexia afecta la lectura y el procesamiento del lenguaje escrito. Ambas condiciones pueden coexistir, pero requieren enfoques de tratamiento distintos.

¿La dispraxia es una discapacidad?

Sí, la dispraxia se considera una discapacidad del desarrollo, ya que afecta la capacidad del individuo para coordinar y planificar movimientos. Esta condición puede influir en la vida diaria y en el desempeño académico y social, pero con el apoyo y las terapias adecuadas, las personas con dispraxia pueden mejorar sus habilidades y llevar una vida plena.

¿A qué áreas afecta la dispraxia?

La dispraxia afecta principalmente las áreas de coordinación motora y planificación de movimientos. También puede impactar el habla, la memoria, la concentración y la capacidad para realizar tareas secuenciales. La condición puede influir en actividades cotidianas como vestirse, escribir, jugar y socializar, requiriendo un enfoque multidisciplinario para su manejo.

Glosario

  • Desarrollo motriz. Es el desarrollo del aparato motor, que se encarga del movimiento y la movilidad.
  • Dispraxia oromotora. Se refiere a la dispraxia verbal que afecta a la capacidad de comunicación y al haba.
  • Entrenamiento psicoeducativo. Se refiere a los ejercicios que se ofrecen a personas que necesitan una atención no solo educativa, sino también con apoyo emocional, relacional, etc. Su función es reforzar a la persona que realiza la terapia para mejorar su salud emocional y del desarrollo.
  • Fonoaudiólogos. Terapeuta especializado en habilidades de comunicación entre personas.
  • Neurofuncional. Análisis o estudio de las funciones neurológicas y cerebrales