A Oliver, un adulto de 43 años que vive en una residencia de personas con discapacidad física, dos estados mentales o manifestaciones le han ayudado a sobrellevar el tiempo de confinamiento:
1) Los deseos y aspiraciones que todos hemos manifestado claramente en sueños, como las ganas de volver a tener experiencias socioafectivas reales.
2) y el humor, que cumplía la función proporcionar el distanciamiento necesario para sobreponerse a cualquier situación.
Estos fueron los elementos claves para que Oliver descubriera, que hasta en los momentos en los que le coartaban de más libertad que a otros ciudadanos con sus mismas características por vivir en una residencia, nadie le iba quitar la libertad de elegir que actitud personal iba a adoptar frente a su destino.
Oliver con la fuerza que le dio ese descubrimiento decidió poner en marcha un plan, como cuando era deportista de alto nivel, que aprendió a desarrollar la habilidad de establecer objetivos.
Recordando que el objetivo es manifestar de forma clara y precisa lo que se desea conseguir para guiar y canalizar los recursos necesarios para ejecutar el comportamiento.
Las 5 características que debe de tener un objetivo:
Específico: ¿qué quieres conseguir en tu área focal?
Medible: ¿qué va a suceder para conocer si se ha cumplido no?
Alcanzable: ¿es razonable con respecto a las características personales y recursos externos?
Relevante: ¿para qué lo quiere hacer?
Tiempo: ¿cuándo lo quiere conseguir?
Se distinguen tres tipos de objetivos:
Objetivos de resultado: Generalmente responden a la pregunta ¿qué quieres hacer o conseguir? Y puede estar ligado a un resultado académico, a las tareas del hogar o deportivos que se pretenden alcanzar.
Objetivos de rendimiento: Generalmente responden a la pregunta ¿qué debes y quieres hacer para conseguirlo? Estos objetivos que la persona plantea los podrá realizar por sí mismo, independientemente de los factores y condicionantes ajenos.
Objetivos de proceso: Generalmente responden a la pregunta ¿Cómo lo tengo que hacer para conseguirlo? Y son acciones y pensamientos que la persona considera adecuados para conseguir el objetivo.
Así mismo podemos hacer las siguientes clasificaciones de objetivos:
Objetivos individuales: Son aquellos que se plantea cada individuo de forma personal.
Objetivos colectivos: Son aquellos que se pretenden conseguir con la colaboración de al menos dos integrantes de la familia.
Claves para que esta habilidad se instaure como un hábito familiar
Establecer día y hora fija al mes para establecer y evaluar la consecución de los objetivos, así como determinar la periodicidad en que se realizara el seguimiento.
Establecer un número reducido de objetivos y ajustarlos al tiempo para cumplirlos
Establecer los objetivos tiene múltiples efectos positivos en cada uno de los miembros de la familia y en su conjunto, porque mejora la concentración, nuestro estado de ánimo, nuestra autoconfianza y nos facilitará sentirnos miembros de un grupo. Además nos permitirá persistir en el intento, porque tendremos un “monitor de resultado”, que nos posibilitará realizar un evaluación del plan, lo que favorecerá reducir la ansiedad y aumentar la persistencia.
Álvaro Galán Floría
Especialista en Psicología Coaching
ILUCA. Calidad de vida para las personas con discapacidad y sus familias