Hace poco, a raíz de una conversación trivial entre amigos, reflexionaba sobre un post que leí en este mismo blog hace unos meses, recuerdo que me interesó la historia de Oliver, un hombre de 43 años que ha tenido que enfrentarse desde su infancia con una discapacidad física y lidiar con sus voces interiores. Verdaderamente, su fortaleza y entrenamiento, tanto a nivel físico como emocional, le ha llevado a aventurarse al camino de la autorrealización y descubrir que la auténtica felicidad se enfoca en los minúsculos detalles que le brinda la vida.
Al conocer su historia, desde mi admiración, empecé a divagar sobre cómo habría actuado en su situación, qué acciones hubiese emprendido y qué beneficios aporta el sendero del que habla Oliver. Creo que merece la pena compartir estas pequeñas reflexiones por si, para alguna persona, son de utilidad en su desarrollo personal.
Abraham Maslow, psicólogo estadounidense, definió su Teoría de la Autorrealización como un proceso para convertirse en la mejor versión de sí mismo. Maslow, argumentaba que un conocimiento íntegro de la personalidad, “libera a la persona de los problemas deficitarios de la juventud y de los problemas de la infancia, de la fantasía, innecesarios o irreales de la vida, de modo que le permite enfrentarse, soportar y batallar con los problemas “reales”. La persona se auto acepta y auto comprende”.
Esto aparentemente tan sencillo… ¿cómo se puede incluir dentro de tu día a día?
Para resolver el enigma, me apoyaré en la cita de los Dioses el Templo de Apolo en Delfos "Conócete a ti mismo" con el sabio mensaje: “Te advierto, quienquiera que fueres tú, que deseas sondear los arcanos de la naturaleza, que si no hallas dentro de ti mismo aquello que buscas, tampoco podrás hallarlo fuera. Si tú ignoras las excelencias de tu propia casa, ¿cómo pretendes encontrar otras excelencias? En ti se halla oculto el Tesoro de los Tesoros. Hombre, conócete a ti mismo y conocerás el universo y a los dioses”.
Conocerte a ti mismo es la llave que abre la puerta de la autorrealización mostrándote infinitas posibilidades para ser coherente entre lo que piensas, haces y sientes aportando a tu vida el bienestar que te mereces. Al mismo tiempo, si decides compartir tu experiencia de autoconocimiento, te convertirás en destellos de esperanza para otras personas.
Si al igual que nuestro héroe, te cuestionas tu existencia y decides sumergirte en el camino del autoconocimiento, puedes comenzar con cuestiones como: ¿Cuáles son mis tres fortalezas principales?; ¿por qué frase quiero ser recordado?; ¿cuál sería mi mejor manera de contribuir con algo de valor al mundo?
Tras extraer tus valiosas reflexiones, si deseas seguir indagando en tu mundo interior, te invito a que realices una sencilla dinámica de coaching: “La Rueda de la Vida”.
La rueda de la vida se aplica en 3 sencillos pasos:
1. Evaluar de 0 a 10 (0 peor imposible y 10 mejor imposible) a DÍA de HOY el nivel de satisfacción en relación con tu familia, salud, trabajo, vida social, amor propio, dinero y hobbies.
2. Sin juicio alguno, revisa el ámbito con menos puntuación para entrenarlo (si existe un empate, elige el objetivo que más te apetezca alcanzar). Descubrirás qué campos quieres, o crees que debes, desarrollar.
3. Elabora una lista de acciones con la condición indispensable de que dependan sólo de ti, respondiendo a ¿Qué necesitas en este campo de tu vida para tener un nivel 10? ¿qué acciones sencillas puedes emprender para alcanzar ese objetivo?
Recuerda que siempre hay profesionales en diversas especialidades que estamos dispuestos a acompañarte para inspirarte, ser esa guía en los momentos que te encuentres desubicado y que puedas descubrir cómo mejorar la calidad de tu felicidad.
Permite que tu curiosidad vaya más allá que tus miedos,
porque detrás de un gran miedo se halla una gran recompensa.
Verónica Hontecillas Villar
Mentor Coach especialista en Inteligencia Emocional
Voluntaria de la Fundación