El regreso a la normalidad, como era la vida a principios de 2020, todavía está muy lejos.
La realidad como la conocíamos antes del Coronavirus no volverá a ser tal. Incluso cuando se alivien las restricciones impuestas para hacer frente a la pandemia, el virus seguirá afectando nuestras vidas de muchas maneras.
¿Cómo nos afecta esta nueva realidad?
Para muchos de nosotros las plataformas digitales se han convertido en la única forma en la que podemos trabajar, se han convertido en una rutina diaria y los grupos de WhatsApp nuestras relaciones humanas más cercanas. Nos hemos acostumbrado a aceptar la cantidad de horas que nosotros y nuestros hijos pasamos frente a las pantallas.
Sin embargo, ante la nueva realidad, no todos reaccionamos de igual forma. Las personas con discapacidad pueden tener una percepción diferente de la situación. Mayor miedo y ansiedad o, por el contrario, mayor inconsciencia ante la pandemia.
Entonces, ¿cómo podemos ayudar estas personas a enfrentarse a la nueva realidad?
1.- Antes que nada hay que entender que no porque una persona tenga una discapacidad va a tener mayor propensión a contagiarse por Coronavirus. Puede haber casos específicos de personas con discapacidad con una patología de base que los haga más vulnerables a cualquier virus, pero en general, puede afectarles igual que a los demás. Las personas con discapacidad deben ir retomando la vida en la misma medida que lo están haciendo las demás personas. Y es saludable que así suceda.
2.- Es importante brindar información de lo que está ocurriendo con frecuencia, pero evitando el bombardeo mediático. Es usual que a las personas con discapacidad se les omitan detalles de la situación que se está viviendo, o si se les ha explicado una vez, no se les vuelve a repetir. Esto puede generar una gran incertidumbre. Debemos explicar de forma clara y simple las normas de higiene y precaución al salir y al llegar a casa para prevenir el contagio del virus.
3.- Es muy recomendable, tanto para los niños o personas mayores con discapacidad, volver a crear rutinas que formen parte de la nueva realidad, como por ejemplo horarios para comidas, sueño, aseo personal y otras actividades de la vida diaria. Promover días y horarios para paseos y la incorporación paulatina de actividades fuera del hogar. Tener una vida activa y ordenada crea un entorno que transmite seguridad y confianza y permite afrontar la situación con positivismo.
4.- Cualquier cuidador, ya sea un familiar o un profesional, debe también buscar un tiempo para su descanso, debe relajarse, ir al baño tranquilo, hablar con amigos, hacer una actividad de su agrado. Cuidar de uno mismo es fundamental para poder cuidar a otros.
Adriana García Carini
Asesora de accesibilidad y Mamá x 4.
Licenciada en Comunicación Social. Organizadora de eventos.
Voluntaria en Fundación Camino en la lucha para erradicar la desnutrición infantil.
Rosario, Argentina
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