Inclusión en el aula, Agenda 2030 y Objetivos de Desarrollo Sostenible en primera persona.
“Me gusta estar en mi clase porque estoy con mis amigos, puedes conocer más gente y estar charlando “
Diego, alumno de necesidades educativas especiales, 2º ESO
Diego es un alumno de 2º de ESO escolarizado en un centro ordinario de Madrid. Lleva desde primaria con el mismo grupo de compañeros. Son sus amigos, tanto que, en su cumpleaños, invita a toda la clase a merendar, algo nada habitual a estas edades. Se lleva muy bien con ellos, aunque Diego no tiene un carácter fácil. Tiene un trastorno del espectro autista con una discapacidad psíquica ligera.
En su instituto, la organización de su jornada lectiva se lleva a cabo de la siguiente manera:
Diego sale de su aula de referencia con la Profesora de Pedagogía Terapéutica (PT) en casi todas las horas de lengua, matemáticas y alguna de inglés. En estas horas, trabaja en pequeño grupo, además de los contenidos básicos de estas materias a un nivel curricular de un quinto, sexto de primaria, otros aspectos como la expresión y comprensión, habilidades sociales básicas o la organización del trabajo escolar, tanto dentro del aula como en casa.
En el resto de las materias cursadas con el resto de sus compañeros en el aula de referencia, trabaja con una adaptación curricular significativa diseñada por el profesor de área y la PT. En muchas ocasiones los compañeros le ayudan y le explican las dudas que le puedan surgir, e incluso cuando se enfada porque le cambian las rutinas del centro, o hay más ruido del habitual. Ya saben cómo calmarle y sacarle de ese estado.
Esta organización es propia del marco normativo anterior en un centro de estas características. Sin embargo, con la nueva ley de educación, la Ley Orgánica 3/2020 de 29 de diciembre que modifica la Ley Orgánica 2/2008 de 3 de mayo (LOMLOE), cambia la organización y planificación del aula, así como las funciones de profesores, maestros y del PT (Especialista Pedagogía Terapéutica) y AL (Especialista Audición y Lenguaje), con el fin de llegar a atender la gran diversidad con la que nos encontramos. No son sólo los alumnos de necesidades de apoyo educativo o los alumnos de necesidades educativas especiales, también aquellos que no conocen nuestro idioma, o se han incorporado tardíamente al sistema educativo…
Esta ley enuncia de forma explícita, la inclusión en las diferentes etapas educativas como principio básico y fundamental, siguiendo los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) aprobados en 2015 en la Asamblea General de Naciones Unidas, que conforman la Agenda 2030. Otros principios no menos importantes son los de participación, calidad, equidad, no discriminación e igualdad efectiva en el acceso y permanencia en el sistema educativo. En su artículo 4 nos dice:“Sin perjuicio de que a lo largo de la enseñanza básica se garantice una educación común para todo el alumnado, se adoptará la educación inclusiva como principio fundamental, con el fin de atender a la diversidad de las necesidades de todo el alumnado, tanto del que tiene especiales dificultades de aprendizaje como el que tiene mayor capacidad y motivación para aprender. Cuando tal diversidad lo requiera, se adoptarán las medidas organizativas, metodológicas y curriculares pertinentes, según lo dispuesto en la presente ley, conforme a los principios del Diseño Universal de Aprendizaje (DUA) garantizando en todo caso los derechos de la infancia y facilitando el acceso a los apoyos que el alumno requiere.”
El DUA tiene su origen a mediados de los años ochenta en EE.UU., cuando un grupo de psicopedagogos que trabajaban en un hospital infantil adaptando el currículo a cada uno de sus alumnos, fueron conscientes de la gran dificultad que entrañaba adaptar unos contenidos rígidos y estándar a las “excepciones”. La respuesta que dieron a esta situación fue que a la hora de diseñar el currículo se tuviese en cuenta a TODOS LOS ALUMNOS, conociendo previamente la diversidad a la que nos enfrentamos y tomando como referencia (a la hora de diseñar) siempre los extremos.
Cómo se traducen estos cambios en el aula.
Para el próximo curso en 3º de ESO Diego cursará la mayoría de las materias estarán incluidas en los distintos proyectos diseñados por los profesores. Esta forma de organización permitirá que se gradúen los contenidos y saberes básicos de cada materia para que cada alumno, dependiendo de sus características personales, adquiera las competencias de cada área, marcados previamente para él.
La metodología será el aprendizaje cooperativo, en la que los docentes se han formado previamente, donde es básica la relación entre los compañeros. La interdependencia positiva, supone que los alumnos que se sientan en el mismo grupo (tres o cuatro) tienen éxito solo si lo tienen el resto de sus compañeros.
En cada sesión de clase habrá dos profesores cuya labor es la de ir guiando a cada alumno en su recorrido por su proceso de enseñanza – aprendizaje. El uso de las nuevas tecnologías es básico y ayuda.
La labor del PT o AL se desarrollará dentro del aula, a excepción de momentos muy concretos en los que de forma extraordinaria saldrá a trabajar algún aspecto concreto que necesite de una atención más directa.
El próximo curso Diego no sentirá que tiene que trabajar “sus dificultades” cuando sale con la PT, ni tendrá la sensación de que nunca llegará a ser como sus compañeros que hacen cosas mucho más difíciles, sino que cada uno de los alumnos de la clase realiza su propio camino para conseguir adquirir las competencias propias de su nivel educativo. Y aunque no sepa muy bien lo que significa diversidad o equidad e inclusión, él lo está poniendo en práctica en primera persona.
Gema González Aznar