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Foto de Jacobo Parages en una charla a voluntarios sobre los agentes del cambio

Ser agente de cambio.

Tienes la capacidad de desarrollar de manera activa y desde tu compromiso, acciones que fortalezcan los aspectos internos y externos de otras personas, que suponga una mejora en la sociedad, y cuyo resultado sea mejorar el mundo que te rodea.

El ser humano es profundamente vulnerable, hay sobrados ejemplos del escaso control que tenemos sobre los acontecimientos que, desde hace siglos, han puesto de manifiesto cambios reales en la sociedad. 

No necesito recordar, como ejemplo muy reciente, lo grave, preocupante y devastadora que ha sido la pandemia para todos y como esta ha afectado a la humanidad. Ha supuesto un cambio incluso en la forma de interactuar y relacionarnos unos con otros, pero también ha hecho que tomemos consciencia de la importancia de conectar, de cultivar las relaciones interpersonales como fuente primordial de bienestar y felicidad y como forma de dejar huella en quienes nos rodean. A pesar de la dureza de los tiempos que vivimos siempre surgen ejemplos de personas que están listas para ayudar, para sumar y para ofrecer lo mejor de sí mismas a aquellos que más lo necesitan.

El cambio que estamos viviendo, es rápido, es exponencial y nos obliga a estar más preparados para asumir, aceptar y poder avanzar. Pone de manifiesto la necesidad de ser más solidarios con los demás, de adoptar un papel con la sociedad que nos invite a tomar decisiones generosas, altruistas, eficaces, más comprometidas, con la vista puesta en el beneficio de aquellos que necesitan de nuestro apoyo, de nuestra mirada atenta, de un esfuerzo más auténtico por mejorar sus vidas. Reconozcamos que somos unos verdaderos privilegiados por tener la oportunidad que nos ofrece el momento y lugar en el que hemos nacido. Desde esa situación de privilegio podemos generar un impacto social y dar esa mirada ilusionada a aquellos que más lo necesitan. Dejemos a un lado el miedo a lo desconocido, la indiferencia, la pereza, el egoísmo, la ignorancia y la comodidad, para asumir nuestro papel como individuos a los que se les da la opción de ser útil, de generar un impacto positivo y de dejar huella. 

Es importante ser consciente de las enormes posibilidades que tenemos de convertir palabras en acciones y es muy relevante tener claro que, desde nuestra posición, podemos hacer más cosas de las que creemos y que tengan un efecto positivo en personas dependientes o discapacitados, es decir en aquellos que no corren la misma suerte que nosotros. 

El compromiso con los demás tiene un efecto multiplicador y nos hace más honorables, más honestos, más leales con lo que nos rodea, y sobre todo, genera mejores relaciones, una mayor confianza y un positivo impacto en la sociedad. “Que nadie se acerque jamás a ti sin que al irse se sienta un poco mejor y más feliz” (Santa Teresa de Calcuta)

Pasamos muchas horas al día trabajando, ofreciendo nuestro esfuerzo y talento a nuestra organización, pero no paramos a reflexionar y a preguntarnos sobre algo tan importante como nuestro impacto real en nuestro mundo. ¿Te has preguntado alguna vez qué huella estas dejando en tu trabajo, en tu entorno? o ¿en qué estas mejorando con tu labor el mundo? o ¿qué capacidad tienes de cambiar en positivo lo que te rodea?  

Si fuéramos capaces llevar estas reflexiones a nuestro día a día entenderíamos las enormes posibilidades que tenemos de sumar en nosotros mismos, pero sobre todo en los demás, no solo en los más cercanos, también en aquellos que no forman parte de nuestro entorno más próximo, y veríamos que somos más capaces de lo que creemos de asumir acciones, comportamientos y compromisos cuyo resultado sea mejorar las vidas de otras personas. 

Las personas y equipos exitosos actúan siempre con determinación, se adaptan al cambio y crean oportunidades. ¡Qué bueno saber que desde el compromiso individual, alineado con el propósito de nuestra organización, se puede generar un cambio positivo que genere oportunidades en aquellas personas más vulnerables que necesitan ser apoyados, escuchados, atendidos, y contribuir así, de una manera más activa a generar un impacto social!

Winston Churchill dijo: “El problema de nuestra época es que la gente no quiere ser ÚTIL, si no importante”. Esta frase que tiene más de 70 años sigue estando vigente hoy. Si tomáramos nuestras decisiones con el objetivo de aportar y ayudar a otros, lejos de buscar el hacernos los importantes a los ojos de los demás, podríamos priorizar a las otras personas sobre nuestro único beneficio. De esta manera nuestra forma de decidir cambiaría radicalmente, y nuestra vida cobraría más valor porque valoraríamos y reconoceríamos la entrega a las personas y generaríamos un cambio en ellas que les permitiría ser más feliz.

Ese es el verdadero significado de ser “agente de cambio” 

Y tú, ¿te sumas al movimiento de personas que con su compromiso quiere cambiar el mundo?  Trabajo, compromiso, esfuerzo y dedicación a los demás te convierte en una persona excepcional.

Jacobo Parages.
Conferenciante, formador, docente
Web: jacoboparages