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Uno de los trastornos más diagnosticados durante la infancia y adolescencia es el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad). Desde la Fundación INGADA comparten que es uno de los principales motivos de fracaso escolar, que alcanzó una cifra del 13,9% en el año 2022, según el INE. Pero ¿el TDAH es una discapacidad? ¿Cuándo se puede solicitar la discapacidad por TDAH?

 

¿Qué es el TDAH?

Antes de responder a la pregunta sobre si el TDAH es una discapacidad, conviene profundizar un poco más en este trastorno. Como mencionan algunos estudios realizados al respecto, el TDAH se cataloga como un trastorno del neurodesarrollo que se manifiesta en la infancia. Las señales de alerta suelen ser hiperactividad, impulsividad y una inatención que impactan en la calidad de vida del niño.

Sin embargo, no todos los niños o adolescentes que se muestran normalmente inquietos tienen TDAH. Por eso, es importante realizar un diagnóstico adecuado para diferenciarlo de otros posibles problemas: como el TDAH y TDA.

 

¿El TDAH es una discapacidad?

El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo que acaba teniendo un impacto tanto en la escuela como en el desempeño laboral, si hablamos de personas adultas. Pero, este impacto puede ser distinto dependiendo de los severos que sean los síntomas y de si existen comorbilidades, como explican desde la Fundación CADAH, que puedan llevar a un diagnóstico de discapacidad.

¿Qué se entiende por discapacidad?

Para poder definir lo que se entiende por discapacidad, debemos acudir al Real Decreto Legislativo 1/2013, de 29 de noviembre. En el artículo 4, se expone que son personas con discapacidad aquellas “que presentan deficiencias físicas, mentales, intelectuales o sensoriales” que tienen un impacto social y en su vida diaria.

¿Cuándo se consideraría una discapacidad el TDAH? 

Se consideraría un tipo de discapacidad el TDAH cuando se cumplan algunos de los siguientes criterios recogidos en el Real Decreto 888/2022, de 18 de octubre:

  1. Discapacidad leve (5%-24%): alto grado de independencia y una dificultad leve en las actividades de la vida diaria. 
  2. Discapacidad moderada (25%-49%): limitación total o imposibilidad para realizar alguna de las actividades anteriores.
  3. Discapacidad grave (50%-95%): limitación total y problemas importantes tanto en la escuela como en el trabajo.
  4. Discapacidad total (96%-100%): este es el grado más alto donde el TDAH resulta invalidante para la persona que lo sufre.  

 

¿Se puede solicitar la discapacidad por TDAH?

Sí, se puede solicitar la discapacidad por TDAH. Para ello, existirá una serie de documentación que habrá que preparar y entregar. En la Comunidad de Madrid, por ejemplo, indican como documentos la tarjeta sanitaria, libro de familia, nacionalidad española, informes médicos y de psicólogos actualizados.

¿Las personas con TDAH necesitan acreditar el 33% de discapacidad?

No, las personas no necesitan acreditar que tienen un 33% de discapacidad de TDAH, a menos que deseen acceder a los beneficios o prestaciones reconocidos en España. Por ejemplo, tarifas reducidas en determinados servicios de transporte, la exención del pago de tasas para acceder a pruebas selectivas ofertadas por la Administración Pública, y una asignación económica de 1000 euros anuales para los progenitores en el caso de menores de 18 años que tengan TDAH.

¿Se puede solicitar la minusvalía por TDAH?

Como ya mencionamos anteriormente, sí se puede solicitar la minusvalía por TDAH, lo que requerirá de una serie de pruebas médicas y psicológicas que permitirán solicitar el grado de minusvalía que se tiene. El mínimo para que se admita es de un 33%, sin embargo, este porcentaje puede ser mayor.

Para concluir, el TDAH puede dificultar el aprendizaje de los jóvenes en los centros educativos en España, por lo que un diagnóstico temprano es crucial. Y a pesar de que este diagnóstico se suele realizar entre la infancia y la adolescencia, no podemos olvidar de que la sintomatología perdura en la edad adulta. Sin embargo, debido a que los síntomas son distintos en niños que en adultos, muchas veces se considera que solo afecta a los jóvenes cuando, realmente, esto no es así.

 


Fuentes: 

 

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