Arteterapia: el lenguaje de las emociones

Muchos han escuchado el término Arteterapia, pero muy pocos saben realmente qué es.

Arteterapia es una profesión sanitaria reconocida como tal y regulada en muchos países del planeta, no así en España, sin embargo, para obtener unos buenos resultados, el terapeuta tiene que estar debidamente formado con un máster. 

Se trata de una psicoterapia que utiliza medios artísticos para ayudar a las personas a resolver sus conflictos internos y externos. Tanto el proceso de creación, como las obras, actúan como intermediarios entre el arteterapeuta y la persona permitiendo que las emociones y los sentimientos más profundos y muchas veces no identificados, salgan a la luz y puedan ser expresados e integrados con mayor facilidad.

Es cierto que Arteterapia es especialmente útil para personas que tengan dificultad de expresión, ya sea por incapacidad para hablar con palabras, o signos, o porque haya algún tipo de deterioro cognitivo, personas que reciben mensajes negativos sobre sus capacidades y se sienten menospreciadas por la sociedad, incomprendidas por una enfermedad crónica, o rechazo, o simplemente personas a las que les cuesta asumir un momento vital por una discapacidad sobrevenida o la enfermedad y dependencia de un familiar.

Para mostrar cómo funciona, tenemos que pasar por el concepto de trauma. Un trauma, del tipo que sea, se desarrolla tras una experiencia abrumadora, que tiene consecuencias dolorosas en el momento presente y en el futuro y la persona carece de los mecanismos de defensa necesarios para afrontar y, además, no puede escapar de la situación y se cronifica con el silencio.

Cuando hablamos de trauma, todos nos imaginamos situaciones como atracos, catástrofes o violaciones, y no nos equivocamos, estos ejemplos muestran una faceta incompleta, y responden a lo que llamamos Trauma con “T” mayúscula, provocado por un solo golpe, como si fuera un golpe físico tan fuerte que nos rompe de repente.

Un trauma con “t” minúscula (no menos importante que el Trauma) se genera a través de pequeños golpes que terminan rompiendo, por ejemplo, una situación en la que una persona recibe de manera casi continua estigmas, no solo insultos o palabras sobre lo incapaz que es, sino miradas o comentarios indirectos con los que siente malestar: tristeza, miedo, ira y, además, cuando intenta hablar sobre ello, no siente una comprensión suficiente. No digo que los demás no lo entiendan, es solo que no lo siente así. También es posible que su interlocutor se ponga igual o más triste, enfadado o con más miedo. La reacción habitual ante ello es callarse, hacer como si nada hubiera pasado, porque a menudo oye consejos como: “deja ya de pensar en eso”, “no remuevas la porquería”…y hace caso. 

En este momento, la información emocional deja de tener contacto con la racional y la percepción de la realidad es incompleta y errónea, se produce malestar psíquico, o incluso puede desembocar en síntomas físicos o enfermedades.

¿Qué es lo que está pasando en el cerebro? 

Nuestro cerebro necesita tener integradas todas sus partes para que la información sea procesada y almacenada correctamente. Cuando la información emocional de las experiencias vividas queda bloqueada sin acceso a la parte racional, se desviará y pasará al sistema nervioso autónomo que contribuye a la expresión de estas emociones en forma de síntomas. Es decir, nuestras emociones son como el caudal de un río, si lo bloqueamos, por un lado, saldrá por otro con la misma fuerza.

Cómo puede ayudar la Arteterapia en todo esto

Las memorias almacenadas que un día dejamos de expresar verbalmente y que años después no pueden mostrarse, tienen gran dificultad para salir con la palabra, ya que las partes del cerebro que las almacenan, no se expresan verbalmente. Sin embargo, se sabe que sí que pueden expresarse a través de la imagen y la metáfora y, por tanto, a través del arte y ahí encaja este tipo de psicoterapia. Además, es difícil hablar sobre estas memorias ya que generan gran malestar y fobia a ser reexperimentadas. 

Aunque hay muchos tipos de técnicas y protocolos de arteterapia, todas comparten la expresión inicial a través del arte y la integración con la parte verbal y racional cuando se observa y se habla sobre ella. Ambas partes del proceso pueden ser adaptadas a las capacidades de cada persona. El proceso de creación y el resultado (la obra) ya generan información al propio paciente y al terapeuta, la palabra no es imprescindible. 

Es muy importante entender que la Arteterapia es una terapia y no una clase de arte por lo que la técnica y la estética no son consideradas como aspectos importantes para obtener beneficios. Aunque no es un pasatiempo ni un entretenimiento, es cierto que en ocasiones también puede resultar divertido. El objetivo es integrar, escuchar y comprender nuestras memorias calladas, conocernos y resolver conflictos. Todo ello de la mano de un profesional que ofrece aceptación incondicional, escucha, contención emocional y confidencialidad. Un espacio donde no se juzga y donde la persona es profundamente respetada. 

En este espacio dedicado a la discapacidad, un concepto muy amplio, no quiero dejar de comentar que, aunque sea especialmente útil para las personas con problemas para expresarse verbalmente, la arteterapia beneficia a toda la población. Las personas que viven con otro tipo de discapacidades tienen problemas muy similares a las personas que no tienen ninguna discapacidad aparente. Es el modo que tiene la sociedad de mirar a la persona discapacitada lo que puede llegar a generar más problemas emocionales y estigmas que necesiten de intervención, porque cuando hablamos de trauma, puedo asegurar que, como dice Begoña Aznárez “el trauma psíquico es de todos”.

Todos tenemos emociones, sensaciones y sentimientos que deben ser expresados y tenidos en cuenta para poder desarrollarnos como personas plenas y serenas. 

Laura Bazán Martín
Psicóloga Sanitaria y Arteterapeuta
Experta en trauma, vínculo y EMDR 
(Desensibilización y Reprocesamiento por los Movimientos Oculares)