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Foto de Maria en el pico de una montaña sosteniendo un cartel con la foto de varias personas y frases como fibromialgia y enfermedades degenerativas

Agradecer, insistir, resistir, persistir y nunca desistir. María Ciudad Romero, montañera con fibromialgia.

Soy María Ciudad Romero, 45 años, ganadora de 2 premios a nivel nacional por mi superación personal en los retos de montaña, de Eninter Ayuda en noviembre 2021 y el premio Betty Serrano en enero de 2022. El reconocimiento cuando te esfuerzas y consigues tus metas te impulsa a seguir, te ayuda a recordarte que tú puedes y que hay personas que creen en ti, aunque la primera en creer debes ser tú misma.
Bardenas me ha visto crecer junto a Ejea de los Caballeros que es donde vivo. El fácil acceso a la naturaleza singular de la Comarca de las Cinco Villas, en Zaragoza, Aragón, y al Pirineo en Huesca, me ha permitido desarrollar esta pasión por la montaña que me ayuda a superarme cada día.

Si mi actividad montañera (que adoro) os parece merecedora de premios, os diré que, hasta sin premios, vivo en un reto permanente intentando superarme a mí misma cada día, como todas las personas, pero un poquito más. 

Me reto a diario a superar el dolor desde que con 15 años me detectaron fibromialgia, a la que se unen enfermedades degenerativas, enfermedades digestivas, enfermedades reumáticas…un sinfín de patologías que llevo conmigo a la montaña, a la compra, al trabajo, en la lucha por cuidar de mis hijos para sacarlos adelante. Mi salud es un reto y una carga, sí, pero no dejo que mis patologías se me coman y puedan conmigo.
¿Cómo lo hago? Trabajando mi mente para poder trabajar mi cuerpo.

He aprendido a ser positiva con todo, pongo todo de mi parte para que mi mente no flojee, ejercicio físico siempre dentro de mis limitaciones diarias (un día mucho, otro nada, otro un poquito, y otro un poquito más) pero siempre me mantengo activa.

Acepto que mente y cuerpo están relacionados, así que haciendo ejercicio y subiendo a la montaña, desvío mi mente (lo que puedo) de mis dolores, que siguen estando y me acompañan desde que era muy cría, pero sé que pensando en negativo no se saca nada bueno, al revés, empeoras. Lo he pasado y lo paso muy mal, pero intento llevar todo con optimismo y quiero actuar como una persona sana. Así que, como lo que yo quiero es mejorar, manos a la obra, a darle la vuelta a todo.

Ser positiva no es fácil, aunque por mi apariencia pueda parecer que estoy bien, también paso muchas temporadas en la cama, de hospital en hospital, de pruebas, días interminables, dolores, invalidada… Así es la fibromialgia y las enfermedades que la rodean. En esos días, en algunos estoy muy tranquila y en otros sólo me planteo nuevos retos, cosas que hacer para cuando esté buena, porque si me enfado, o negativizo, alargaré mis dolencias. 

He aprendido con los años a gestionar y canalizar el dolor con pensamientos positivos, desviando mi mente hacia las cosas que quiero hacer en la vida, y para conseguirlas, no hay que engañar a nadie, hay que hacer sacrificios, claro. Cuando acepté que tenía que cuidarme más, supe que tenía que reducir mi jornada de trabajo, un trabajo que me encantaba y para lo que me había preparado duramente, pero reducirlo y hacer otras cosas aumentaba mi calidad de vida y me permitía cuidarme mejor.

Y cada vez que me detectan una enfermedad nueva, pues me cuesta, pero lo acepto y aún intento superarme más. Trabajo mi mente centrándome sólo en lo que me hace estar y sentir bien, como pensar en mis padres y en mis hijos que me hacen estar fuerte.

Y me marco propósitos en la vida: estar hoy mejor que ayer, o igual al menos si ha sido un día bueno, y tengo metas que alcanzar, y sé que puedo subir montañas cada vez más altas y mientras me entreno para enfrentarme al reto, fortalezco mi cuerpo, gano músculo que me ayuda a superar los baches que vendrán. Todo conectado, mi mente y mi cuerpo se benefician de mi esfuerzo, y al final vale la pena.

Cuando me planteo algo, lo visualizo, me lo creo, lo digo y lo hago. Si puedo con mi propósito, bien, si no puedo, al menos lo habré intentado, y este pensamiento es posible porque tengo la mente trabajada para superar la frustración.

De todo esto que hablo, me lo aplico a todos los ámbitos de mi vida y es todo un conjunto. Intentar evitar las negatividades y vivir siempre en positivo: intentar, agradecer, insistir, resistir, persistir y nunca desistir.
Me alejo de las personas y las cosas que no me aportan, ayudar a otros y hablar con gente que me necesita, también me ayuda, les digo que hay que ponerle ganas y hacerlo.

Llevo muchos años con esto y no he parado de cuidar mi mente y mi cuerpo. Sé que esa base siempre la tendré y estará allí para superar más rápido mis peores días. Sigo aprendiendo a gestionar mi enfermedad, que es para siempre, pero ayuda saber lo que quieres, creer que puedes e intentarlo, porque todo esfuerzo tiene su recompensa e intentar ser feliz y hacer felices a los que hay a tu alrededor es todo un regalo. También me dejo arropar y querer y en mis esfuerzos no estoy sola, mis pueblos, mi comarca, mi fisio, las empresas de mi pueblo, mi gente…me apoyan. Soy afortunada de tenerlos y lo agradezco.

He llorado, y lloro mucho, no soy de piedra, soy muy “sensiblona”, y también tengo derecho a estar mal, a desahogarme sola, o con alguien de confianza que sé que me entiende, pero nunca desde la queja. Intento permitírmelo poco y que sean pocos los días, por mi bien y por los de mi alrededor, porque pienso que somos lo que pensamos, lo que decimos y lo que hacemos.

Y para hacer, hace falta determinación e inspiración, yo pongo mi voluntad, mi mente no tiene ganas, pero yo me obligo, mi cuerpo no quiere, pero me obligo: “Toda una vida luchando contra mi propio cuerpo y mente”. Con ganas y con esfuerzo, todo es posible.

 

María Ciudad Romero
Montañera con Fibromialgia
#montañeraconfibromialgia
@ciudadromero

Foto de Maria en el pico de una montaña sosteniendo un cartel con la foto de varias personas y frases como fibromialgia y enfermedades degenerativas

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