Ya se puede medir el impacto biopsicocial de la enfermedad crónica. Escala CROBI.
Gracias a la escala CROBI, es posible medir el impacto biopsicosocial que tiene la enfermedad crónica en las personas. Se trata de una escala validada por la Plataforma de Organizaciones de Paciones, POP, que se centra no solo en el plano físico de la enfermedad, sino que también analiza el afectivo y el emocional.
CROBI está dirigido a todas aquellas personas que sufren alguna patología crónica y que desean conocer cómo les afecta en todos los ámbitos de su vida. Pero también es una herramienta de utilidad para los profesionales de la salud, puesto que sirve de referencia estándar aplicable en estudios observacionales o de calidad de vida.
El funcionamiento de esta escala se basa en un cuestionario anónimo en el que se incluyen un total de 24 ítems, gracias a los cuales el usuario obtendrá los resultados sobre el impacto que tiene su enfermedad en dos dimensiones. Por un lado, la dimensión psicológica, afectiva y emocional, y por otro lado la dimensión sociolaboral. El resultado es el Índice de Bienestar Psicosocial, IBPS, que, en una escala de 0 a 100, indica el grado de bienestar psicosocial del usuario. Los porcentajes muestran el grado de impacto de la enfermedad crónica en el ámbito psicosocial.
La presidenta de la POP, Carina Escobar, ha asegurado que los problemas emocionales que se asocian a las enfermedades crónicas pueden llevar, incluso, a un empeoramiento de la propia enfermedad. Es por eso que “detectar a tiempo si la salud emocional del paciente se está deteriorando, permite poner en marcha los mecanismos asistenciales necesarios”.
Impacto emocional de la enfermedad
Las personas que sufren enfermedades crónicas, como consecuencia de su impacto emocional tienen mayor riesgo de sufrir algún tipo de trastorno de salud mental. Así se refleja en el Estudio sobre el impacto emocional de la enfermedad crónica llevado a cabo por la POP y por la Fundación ONCE. Un documento que refleja que más del 50 % de los pacientes reconocen sentirse aislados en la sociedad debido a su patología, y sobre un 70 % de ellos experimentan síntomas depresivos como tristeza, cansancio y fatiga, problemas de sueño y apatía.
Otros síntomas asociados al impacto emocional que tiene la enfermedad crónica en los pacientes son los relacionados con el estrés (en el 64 % de los casos) y la ansiedad (60 %), el miedo (44 %) y la angustia (47 %).
El estudio también confirma que el perfil más vulnerable ante este impacto emocional de la enfermedad es el de las mujeres mayores de 80 años, con estudios y nivel de ingresos bajos, con pluripatología y con barreras de comunicación con sus profesionales de salud lo que limitan su auto cuidado. Se trata de pacientes que, además, asisten a menos consultas médicas y a los que les resulta muy difícil acceder a recursos sociales y que reciben menos ayuda de su entorno personal y profesional.