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Un mal control glucémico en la diabetes facilita la aparición de infecciones e inflamaciones a nivel oral e incluso puede provocar la caída de piezas dentarias. “La enfermedad periodontal está muy relacionada con la diabetes, ya que contribuye a la aceleración de la enfermedad cardiovascular al producir sustancias inflamatorias que aceleran el envejecimiento de las arterias”, señala el doctor Francisco Javier Ena Muñoz, coordinador del Grupo de Diabetes y Obesidad de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).

La enfermedad periodontal no es la única que se relaciona estrechamente con la diabetes, ya que las complicaciones asociadas a esta enfermedad son múltiples. Así, un mal control de la diabetes a lo largo del tiempo -durante unos 10-15 años- puede derivar en complicaciones microvasculares que afectan a los vasos sanguíneos pequeños.

“Un ejemplo se encuentra en la retina, provocando trastornos en la visión por hemorragias retinianas; además de otros que afectan a los vasos del riñón o a los vasos encargados de nutrir a los nervios, provocando problemas en la percepción del dolor por problemas en la conducción sensitiva de los nervios, o una disminución de la capacidad de filtración del riñón, que puede conducir a la insuficiencia renal y a la diálisis”, explica el experto.

Por su parte, la diabetes afecta también a los vasos sanguíneos de gran tamaño, como las arterias coronarias, siendo causa de infarto agudo de miocardio y de trombosis cerebral.

Además, la hipoglucemia –bajos niveles de glucosa en sangre- es otro de los efectos que se producen a causa de la diabetes, principalmente en personas que cuentan con una larga evolución de la enfermedad y que recurren a tratamientos con múltiples dosis de insulina.

“Con la hipoglucemia aparecen síntomas derivados de la afectación del sistema nervioso central, como malestar general, sensación de mareo, disminución del nivel de conciencia e, incluso el coma hipoglucémico o palpitaciones producidas por la producción de adrenalina por parte del organismo”, comenta el doctor.

La importancia de la prevención

Una dieta adecuada influye de forma positiva en la diabetes y en las enfermedades cardiovasculares gracias a los beneficios alimenticios que aporta. “Si tomamos como referencia, en cuanto al contenido y distribución calórica, la dieta mediterránea basada en el aceite de oliva, productos naturales, frutas y verduras y pescado, evitando la repostería y los azúcares refinados, se consigue reducir en un 60% el riesgo de enfermedades cardiovasculares, además de otras enfermedades como el cáncer de mama en un 30%”, indica el especialista.

Además de la correcta alimentación es importante favorecer la prevención por medio del ejercicio físico, que aporta beneficios no solo a la hora de mantener un peso adecuado, sino también “se ha comprobado que retrasa la aparición de demencia y mejora la capacidad retentiva, especialmente cuando se realiza cuatro horas después de una labor de aprendizaje”, señala el doctor.

Por último, el tabaco también constituye un factor de riesgo muy importante que contribuye a padecer enfermedades cardiovasculares –como infarto de miocardio o enfermedad cerebrovascular o renal, además de ser la causa de múltiples tipos de cáncer –pulmonar, laríngeo, de esófago o de vejiga urinaria, entre otros-. 

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