El Consejo General de Colegios de Fisioterapeutas ha publicado el Libro Blanco Fisioterapia y Fragilidad, que se suma a los cinco ya publicados en los que se abordan diferentes áreas de la Fisioterapia.
En este caso, el libro aborda la fragilidad desde su fisiología, detección y categorización. Una obra en la que también se ofrecen consejos para, desde la Fisioterapia, prevenir y luchar contra este síndrome geriátrico, origen en muchos casos de situaciones de dependencia. De hecho, en muchos casos la fragilidad representa una fase previa a la dependencia funcional.
La fragilidad, como apunta el profesor Marco Inzitari en el prólogo del Libro Blanco, es una condición que afecta aproximadamente al 15 % de las personas mayores de 65 años. Se trata de “una preocupación significativa” porque las personas frágiles tienen un mayor riesgo de caídas, de deterioro funcional, “de discapacidad y de otras consecuencias negativas para la salud”.
Se trata de una condición que requiere de un abordaje multidisciplinar, en el que el fisioterapeuta juega un papel importante. Y son precisamente estos profesionales los que abogan por fomentar la investigación y la innovación en materia de envejecimiento. Además, “los fisioterapeutas tienen el compromiso de fomentar el empoderamiento de los mayores, dándoles voz activa en el proceso de toma de decisiones sobre su salud y bienestar”, añade Inzitari.
Soluciones desde la fisioterapia
La fragilidad puede ser abordada desde frentes diferentes, como la lucha contra el sedentarismo, el ejercicio terapéutico y las intervenciones de fisioterapia más adecuadas en cada uno de los casos. Unas intervenciones que son necesarias para frenar la evolución del deterioro funcional que se puede producir, para reducir el riesgo de dependencia y para, en definitiva, promover un envejecimiento activo y saludable.
En este Libro Blanco se recogen algunas de las respuestas a los nuevos retos de estos profesionales, que ven cómo han de asumir nuevos roles en materia de prevención, promoción y tratamiento de la fragilidad. Labores en las que el fisioterapeuta tiene un papel esencial, porque son ellos quienes contribuyen a fomentar “la actividad física de forma regular, el ejercicio adaptado y las intervenciones que mejoren la funcionalidad y reduzcan el riesgo de dependencia”, afirma Inzitari.
Este documento recuerda que el fisioterapeuta es un experto en ejercicio terapéutico, por lo que estos profesionales son prescriptores de programas de ejercicio, que son, como se afirma en algunos estudios recientes, una herramienta eficaz para afrontar problemas de salud, ciertas limitaciones en la actividad que surgen con el paso de los años, y las posibles restricciones en las actividades de la vida diaria. En resumen, estos expertos aseguran que “la prescripción de ejercicio debe usarse para mejorar la condición física y el bienestar de las personas mayores”.