El 6,8% de las personas mayores de 45 años tiene insuficiencia cardiaca, una cifra que se eleva al 16% en los mayores de 75 años, según los datos de la Sociedad Española de Médicos Internistas (SEMI). Además, la entidad reconoce que esta patología es la primera causa de hospitalización entre las personas mayores de 65 años, y es también la principal causa de ingresos en servicios de Medicina Interna en nuestro país. Concretamente, representa entre el 60 y el 70% de los pacientes ingresados y provoca más de 113.000 altas al año.
La fibrilación auricular es otra patología con una elevada incidencia entre la población mayor. La SEMI reconoce que entre el 30% y el 40% de los ingresados en Medicina Interna presentan esta arritmia, proporción mucho mayor en pacientes con insuficiencia cardiaca, donde la prevalencia es superior al 60%. La fibrilación auricular se ha convertido en la segunda comorbilidad en el paciente con insuficiencia cardiaca, solo detrás de la hipertensión arterial. De ahí que su abordaje debe ser integral.
Según los datos de la Sociedad Española de Cardiología, es la tercera causa de muerte entre las enfermedades cardiovasculares y afecta, principalmente, a las personas de edades más avanzadas y a las mujeres.
La Fundación Española del Corazón explica que la insuficiencia cardiaca aparece cuando el corazón no puede cumplir de forma correcta su función, que es bombear la sangre a todo el organismo. Se trata de un problema grave de salud ya que indica que el corazón está fallando.
Causas y recomendaciones
Ese fallo del corazón puede deberse a diferentes motivos. Puede fallar el propio músculo cardiaco que pierde fuerza y se va debilitando, o también puede deberse a alguna enfermedad coronaria, a arritmias o al efecto tóxico del alcohol u otras sustancias.
Los síntomas principales que avisan de estos fallos son la dificultad para respirar con normalidad cuando se realiza un esfuerzo físico, y la aparición de edemas sobre todo en los miembros inferiores.
Los cardiólogos recomiendan tomar algunas medidas para controlar la enfermedad, como el mantener a raya los factores de riesgo: el colesterol, la hipertensión, la diabetes, el tabaquismo y la obesidad. También insisten en la necesidad de llevar una dieta sana, realizar ejercicio físico y tomar la medicación que paute el especialista siguiendo sus indicaciones.