¿Pueden ser las herramientas digitales un arma importante para mejorar la calidad de vida de las personas que sufren alguna enfermedad reumática? ¿Cómo ayudan?
Se estima que el 18% de los españoles mayores de 20 años convive con algún tipo de trastorno reumático. Las enfermedades reumáticas son aquellas que afectan al aparato locomotor, es decir, a huesos, músculos, ligamentos y articulaciones. Todas ellas provocan dolor e inflamación y pueden aparecer de forma aguda. Muchas de ellas son enfermedades crónicas.
Existen más de 200 tipos de trastornos reumáticos que, sólo en nuestro país, afectan a más de 11 millones de personas. Algunas de estas enfermedades reumáticas más prevalentes son la artritis reumatoide, la espondilitis anquilosante, el lupus o la artritis idiopática. Y todas ellas afectan de forma muy importante a la calidad de vida del paciente.
De hecho, la carga inflamatoria de estas patologías puede llegar, en muchos casos, a ser invalidante. Una carga que afecta a todos los ámbitos, no solo al sanitario, también al laboral, el emocional, el educativo o el familiar.
Herramientas audiovisuales
Como afirman desde la Comunidad de personas que conviven con enfermedades reumáticas, REU+, las herramientas audiovisuales son esenciales para apoyar a las personas diagnosticadas con una enfermedad reumática. Y también les ayuda a impulsar su corresponsabilidad con su propia enfermedad y con su propio bienestar. Por ejemplo, Internet permite el encuentro entre pacientes y genera un espacio en el que debatir aquellos aspectos que preocupen a pacientes y a cuidadores.
Estas herramientas pueden, incluso, ayudar a controlar la inflación, que es clave en el manejo de este tipo de enfermedades. La inflamación crónica puede llegar a provocar un daño irreversible. La presidenta de REU+, Elisenda de la Torre, ha asegurado que para estos pacientes “es importante aprender utilidades y herramientas para mantener la inflamación controlada, para que la persona pueda seguir con sus proyectos vitales”.
Al igual que con pacientes de cualquier otra patología, su implicación en su propio proceso asistencial es vital. Por eso es recomendable que el enfermo adquiera los conocimientos necesarios sobre su enfermedad, y pueda “ser capacitada con herramientas y recursos para comprender y responsabilizarse de lo que está pasando”, aclara la presidenta de la Comunidad.