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Evitar una intoxicación alimentaria evitando la falta de higiene, la temperatura poco adecuada o el consumo de alimentos crudos

Las intoxicaciones provocadas por la falta de higiene o la mala manipulación de los alimentos son muy comunes, y pueden ser potencialmente peligrosas para la salud, sobre todo de la población más vulnerable.

El consumo de alimentos crudos o que han estado expuestos mucho tiempo a una temperatura poco adecuada, la falta de higiene en la manipulación de los alimentos o de las superficies donde se preparan, son algunas de las circunstancias que facilitan que se produzcan toxiinfecciones alimentarias. Entre las enfermedades más comunes consecuencia de estas circunstancias están la listeriosis, la salmonelosis, la enfermedad por anisakis, la hepatitis A, y la intoxicación por histamina. Patologías que inciden especialmente en las personas que tienen un sistema inmunitario más debilitado, como son las personas mayores, los pacientes crónicos y las personas con algún déficit nutricional.

 

Diez pasos claves

Los profesionales de los Estudios de Ciencias de la Salud de la Universidad Oberta de Cataluña, especifican cuáles son los diez pasos que garantizan la seguridad de los alimentos. En primer lugar, hay que seguir las cuatro normas básicas de la seguridad alimentaria, es decir, limpiar, separar, cocer y enfriar. Vital es también lavarse muy bien las manos, para lo que es necesario enjabonarse al menos durante 20 segundos.

La limpieza de utensilios y equipos de cocina es esencial. Trapos, superficies y utensilios deben limpiarse con frecuencia, sobre todo después de manipular alimentos crudos como carne, pescado, huevos, pollo, etc. No es recomendable utilizar los mismos utensilios para manipular alimentos crudos y alimentos cocinados. También en la nevera es recomendable conservarlos en espacios diferenciados y en recipientes tapados.

La seguridad del agua y de las materias primas es otra de las claves. Hay que tener cuidado a la hora de seleccionar los productos crudos y tomar medidas de prevención como limpiarlos y pelarlos para reducir o eliminar los peligros.

Y la temperatura también es importante. Los alimentos que no se vayan a consumir inmediatamente deben introducirse en el refrigerador o congelador tan pronto como sea posible, y siempre dentro de las dos horas posteriores a su elaboración.

Los alimentos que se conserven en la nevera (4 ºC) deben consumirse en un plazo de entre dos y cuatro días. Para conservarlos más tiempo, habrá que congelarlos. A la hora de descongelarlos, y para mantener la cadena de frío, es necesario mantener una temperatura controlada.

Otra de las claves es cocinar los alimentos a una temperatura superior a 63 ºC. Y si se va a consumir alimentos crudos (como el pescado) hay que congelarlos al menos durante 24 horas.

Si se van a utilizar huevos, hay que asegurarse de que tengan la cáscara limpia e íntegra. Nunca se deben lavar los huevos antes de usarlos y siempre se debe evitar romperlos sobre la misma superficie donde se servirán.

Evitar una intoxicación alimentaria evitando la falta de higiene, la temperatura poco adecuada o el consumo de alimentos crudos

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