Cargando...

Hombre mayor bebiendo un vaso de agua en una cocina moderna bien equipada

El edadismo es uno de los factores clave para que las personas no tomen la decisión de adaptar sus hogares hasta después de cumplir los 70 años. Es decir, la adaptación de los hogares se va posponiendo hasta que las nuevas condiciones físicas o el nivel de autonomía marcan su necesidad. Así se ha puesto de manifiesto en el Primer Estudio Nacional sobre la vivienda a partir de los 55 años impulsado por Leroy Merlín en colaboración con el Colegio de Arquitectos de Madrid, y realizado por Sigma Dos.

El 68 % de las 1.801 personas mayores de 55 años encuestadas cree que no es necesario hacer adaptaciones en su domicilio derivadas de la edad antes de los 71 años. Los expertos consultados para realizar este estudio aseguran que “el edadismo y la gerontofobia son los responsables de postergar estas decisiones”, y apuntan a que la edad adecuada para acometer los cambios se sitúa en la franja entre los 55 y los 65 años.

Como señalan las gerontólogas consultadas para elaborar este informe, si una amplia mayoría de los ciudadanos reconoce que quiere vivir y envejecer en su propia casa, es necesario adaptarla para garantizar que, con el paso de los años, se mantienen las condiciones de seguridad y de movilidad de la vivienda. 

Entre los cambios que se realizan, la mayoría de los encuestados reconoce que la necesidad que se cubre con mayor frecuencia es la adaptación del baño (en el 41% de los casos), seguida de la reforma de la cocina (35,5 %) y, a gran distancia, el ensanchamiento de los pasillos y las puertas (10,2%), o las mejoras en la iluminación del hogar (8,6%). 

 

Trabas principales para acometer las adaptaciones

Si la tendencia de la población en general es envejecer en su domicilio, ¿cuáles son los frenos que evitan las adaptaciones necesarias de la vivienda? Según este Primer Estudio, los problemas económicos son la barrera más importante para realizar los cambios que necesitan los hogares. Una circunstancia que se agrava en los hogares que cuentan con un menor nivel de ingresos (53,2 %). 

Otra traba significativa que encuentran las personas mayores para adaptar sus casas son sus propios hijos, que como aseguran las gerontólogas en este documento, “pueden suponer una barrera en las decisiones de compra de los padres ya mayores, y no autorizar o validar la reforma propuesta”. 

Hombre mayor bebiendo un vaso de agua en una cocina moderna bien equipada

Información adicional

  • Actualidad