Decálogo para disfrutar de las vacaciones con una persona con alzhéimer
Llega el verano y también las vacaciones, momento ideal para desconectar, viajar, visitar familiares y relajarse. No obstante, los escenarios pueden ser completamente diferentes cuando se comparten con una persona con alzhéimer. Cualquier alteración de los hábitos diarios puede afectar a las personas que sufren la enfermedad y, por lo tanto, hay que planificar las vacaciones con antelación para garantizar su bienestar y el de las personas cuidadoras.
En esta previsión hace falta tener en cuenta acciones que permitan facilitar las rutinas y las adaptaciones al nuevo entorno para la persona con alzhéimer, así como procurar que la persona cuidadora disponga de tiempo de descanso y de ocio. Además, se debe intentar que esta pausa sea beneficiosa, tanto para quien se ocupa de las curas como para quien las recibe.
La Fundación Pasqual Maragall ofrece recomendaciones para que las personas con alzhéimer y sus cuidadores puedan disfrutar en verano:
1. Intentar mantener las rutinas: es recomendable mantener los horarios de las comidas y de descanso.
2. Limitar los compromisos sociales: hay que tener presente que la actividad social intensa puede desestabilizar a la persona con alzhéimer.
3. Facilitar el proceso de adaptación al nuevo entorno: un cambio de hogar o de habitación puede causar desorientación y debemos procurar que sea lo menos traumático posible. Pequeños detalles como dejar alguna luz encendida por la noche, para evitar accidentes nocturnos, o incluir elementos cotidianos para crear la sensación de estar en un lugar familiar, pueden ser de gran ayuda.
4. Adaptar el entorno: si la persona con alzhéimer tiene que pasar un tiempo con un familiar con quien no convive habitualmente, hay que asegurar que conozca las costumbres y las rutinas básicas de su día a día y que intente mantenerlas. Si las vacaciones son en un hotel o apartamento, es recomendable avisar al personal de las instalaciones sobre nuestra situación para evitar malentendidos o situaciones indeseadas.
5. Prestar atención al calor: las personas con alzhéimer pueden ser especialmente vulnerables al calor porque debido a su alteración cognitiva, pueden no interpretar adecuadamente las señales de su cuerpo, como las sensaciones de frío o de calor. Por ello, es importante prestar mayor atención a las recomendaciones habituales ante las altas temperaturas para evitar complicaciones.
6. Dar vacaciones a la persona cuidadora: el verano puede ser un buen momento para facilitar el descanso de las personas que cuidan y, si es necesario, pedir ayuda y movilizar a familiares y amigos para garantizar que la atención de la persona con alzhéimer quede cubierta, para que el cuidador pueda relajarse.
7. Mantener la comunicación familiar: es necesaria una buena comunicación entre la persona cuidadora y el resto de la familia para llegar a acuerdos que le liberen un poco de la atención hacia la persona con alzhéimer.
8. Tener dosis extra de paciencia: se deben evitar las confrontaciones, aunque la persona afectada no pueda recordar los detalles de la discusión sí puede sentir las emociones negativas que haya experimentado durante la misma.
9. Consultar a los profesionales en caso de duda: cada caso es único y el equipo médico habitual puede aconsejar de manera personalizada y determinar si son recomendables o no los planes que tengamos pensados para las vacaciones.
10. Disfrutar: disponemos de un tiempo de vacaciones y debemos procurar encontrar espacios de desconexión de la rutina y bienestar personal.
La enfermedad del Alzheimer es la responsable del 75 % de las demencias, alteraciones crónicas de salud que actualmente afectan a más de 900.000 personas en todo el estado. Esto es una de cada 10 personas de más de 65 años, y un tercio de las mayores de 85. Con la esperanza de vida en aumento, y si no se encuentra un cuidado efectivo que modifique su curso, en el año 2050 el número de casos podría triplicarse a nivel mundial, superando el millón y medio de personas en España.