La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha lanzado un comunicado para eliminar de la cadena alimentaria los ácidos grasos trans (AGt) producidos industrialmente. Se estima que son responsables de más de 500.000 muertes al año y de gran número de enfermedades cardiovasculares, que son, a su vez, la primera causa de fallecimiento en el mundo. Por su parte, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) señala que “es necesario informar de cómo llegan a nuestra dieta e incluir datos en el etiquetado de los alimentos. Establecer normativas para limitar su consumo es uno de los grandes objetivos de salud pública alimentaria”.
Ingerir 5 gramos al día más de grasa trans (el equivalente a la que contiene un croissant industrial estándar) aumenta en un 25 % el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular. Por estos motivos, la OMS pide su eliminación y recomienda que el consumo de grasas trans no supere los 2 gramos diarios, o lo que es lo mismo, el 1 % de la ingesta energética total. Otras instituciones son aún más estrictas, tanto la EFSA (European Food Safety Authority) como la FDA (Food & Drug Administration) norteamericana indican que su consumo debe reducirse al mínimo posible.
Medidas e iniciativas para limitar su consumo
Con esta iniciativa para eliminar los AGt llamada “Replace”, la OMS busca que los Estados se comprometan a eliminar estas grasas trans producidas industrialmente. Para ello, presenta seis acciones estratégicas: revisar la situación nacional; promover el reemplazo por otras fuentes de grasas más sanas; legislar para prohibir las grasas trans; evaluar el contenido en la cadena alimentaria y los cambios de hábitos en la población; crear conciencia entre la población y los industriales sobre sus efectos perniciosos; e implementar la nueva legislación.
Por su parte, la SEEN enfatiza que a pesar de que estas grasas podrían estar presentes en una gran variedad de alimentos que son consumidos a diario, la actual legislación no obliga a que sean identificadas en el etiquetado, por lo que no se informa de su presencia ni de su cantidad. Así, recuerda que mientras esta nueva iniciativa se pone en vigor, es necesario:
1. Regular y desarrollar la normativa del etiquetado nutricional para que la composición en grasas trans de cada alimento sea conocida por el consumidor.
2. Activar políticas locales e internacionales para limitar su consumo.
3. Disminuir al mínimo la ingesta de grasas trans, siempre por debajo del 1 % de la ingesta energética diaria total.
¿Dónde encontramos grasas trans?
Los AGt están presentes en múltiples alimentos. Casi la totalidad de estas grasas provienen del proceso industrial sobre los aceites de origen vegetal contenidos en los alimentos, especialmente en los denominados “fast food” (hamburguesas, patatas fritas, etc.), aperitivos, productos de bollería industrial, galletas rellenas de chocolate y sopas deshidratadas.
Sin embargo, algunos alimentos de origen animal (grasa, carne con masa grasa, leche y derivados) pueden contenerlas de manera natural, pues la flora intestinal de los rumiantes también es capaz de producirlos. Asimismo, el aceite de oliva también puede contener pequeñas cantidades; tanto el aceite refinado como el de mezcla pueden contener legalmente <0,5 % de grasa trans, mientras que para el aceite de oliva virgen, la cantidad se reduce a <0,1 %.
Según la SEEN, en España el contenido en ácidos grasos trans (AGt) de los productos procesados, como las margarinas o la bollería, se ha reducido, hasta prácticamente desaparecer, a lo largo de los últimos años por la evidencia demostrada de su relación con el desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, esto no ocurre en todos los países. Los ácidos grasos trans siguen estando presentes en muchos alimentos en países como China o India, donde estas enfermedades no trasmisibles están aumentando de manera significativa.