El número de personas mayores que viven solas en España vuelve a crecer hasta las 1.960.900, rozando ya los 2 millones, según la Encuesta Continua de Hogares de 2017 publicada recientemente por el Instituto Nacional de Estadística.
Cada vez más personas mayores viven de manera autónoma, lo cual es un avance, pero a la vez cuentan cada vez con menos lazos afectivos a su alrededor, una combinación que se convierte en factor de riesgo de sufrir soledad no deseada, advierte la Fundación Amigos de los Mayores, ONG dedicada a paliar la soledad de las personas mayores. Así, el 59 % de las personas de 65 o más años que residen en hogares unipersonales reconocen sentirse solos (estudio CIS-Imserso).
Entre otros efectos, la soledad no deseada puede generar deterioro cognitivo, depresión, pérdida de movilidad, enfermedades cardiovasculares y mortalidad temprana, según recientes investigaciones.
La soledad, considerada ya por los expertos como la epidemia del siglo XXI, ha llevado a países de nuestro entorno a adoptar planes estatales frente a este fenómeno, desde Holanda a Reino Unido, que incluso ha creado una Secretaría de Estado específica.
Alternativas que impliquen a toda la sociedad
El aumento de la soledad se suma a una proyección demográfica que indica que en 40 años 1 de cada 3 españoles será mayor de 65 años. Este escenario obliga a abordar el fenómeno de la soledad en las personas mayores de una manera global en nuestro país, con políticas coordinadas entre instituciones y organizaciones especializadas en el bienestar de las personas mayores que impliquen a toda la sociedad.
En ese sentido, Amigos de los Mayores seguirá implicando en sus programas de acompañamiento, socialización y sensibilización a todos los agentes de la sociedad (administraciones públicas, entidades privadas y ciudadanía), una colaboración que está contribuyendo a:
1. Impulsar proyectos de participación ciudadana como el voluntariado intergeneracional y de acompañamiento afectivo, que favorece la autonomía, inclusión y desarrollo personal y social de las personas mayores a la vez que reporta beneficios a los voluntarios.
2. Facilitar las relaciones sociales de proximidad, recuperando los lazos vecinales en los barrios, como hace el proyecto Grandes Vecinos.