“No es tan solo una cuestión de administrar la dosis justa, sino de llevar una vida placentera y que tenga sentido: con sistemas de apoyo, participando en la comunidad, sintiendo respeto por uno mismo y que los demás te respeten”, estas palabras las encontramos en la obra que Oliver Sacks escribe en “En Movimiento. Una vida”, y reflejan el deseo y la esperanza de muchas personas con problemas de salud mental y/o discapacidad psicosocial. La falta de habilidades sociales y de carencia de aptitudes para la vida diaria y rutinaria del colectivo no es cuestión puramente médica, sino que exige un enfoque social y existencial.
Según la Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud, se calcula que entre el 2,5 y el 3% de la población en España tienen un problema de salud mental grave. Esto supone más de un millón de personas. La Encuesta Nacional de Salud de España (datos de mayo de 2021) determina que el 6,7% de la población en España está afectada por la ansiedad, exactamente la misma cifra de personas con depresión. Y según la OMS, el 9% de la población tiene algún tipo de problema de salud mental y el 25% lo tendrá en algún momento a lo largo de la vida, lo que supone 1 de cada 4 personas.
Estos datos son trascendentales debido a los efectos que conlleva un problema de salud mental. Los más comunes son: inactividad laboral, falta de autonomía, aislamiento social, estigma social, comorbilidad, alto riesgo de suicidio y desajuste familiar, entre otros. Sin embargo, ellas no son las únicas que se resienten por el propio diagnóstico, la familia y el entorno más cercano también lo hacen. A parte de la aparición de sentimientos encontrados por el desajuste familiar que se produce, según la Confederación Salud Mental España, el 88% de las labores de atención y apoyo las realizan cuidadores informales como familiares y amigos, y estos, en su mayoría no cuentan con la formación o con los recursos necesarios para afrontarlo.
Además de no estar preparados, algunos estudios han revelado que la tradicional manera de “cuidados” resulta contraproducente porque la persona cuidadora asume la toma de decisiones (Carrasco et. al., 2011; Ehrenreich y English, 2010; Bourdieu, 1999). Es por eso, que el nuevo modelo de “cuidados” en salud mental que está surgiendo en los últimos años está basado en un modelo integrado de servicios e intervenciones profesionales y personalizados en el que el eje central de la intervención es el derecho de la persona a disfrutar al máximo de su autonomía y autodeterminación en el desarrollo de su proyecto de vida.
Desde la Federación Salud Mental CyL trabajamos para hacer realidad este deseo de empoderamiento personal que les proporciona el ser respetado como un igual en la sociedad. Este trabajo se basa en la puesta en práctica de una nueva metodología centrada en la recuperación de las personas con problemas de salud mental y dirigida por ella misma, con la que se potencia su autonomía, su vida independiente y su inclusión en la comunidad, en suma, su autodeterminación. Estamos hablando de la asistencia personal.
En qué consiste la asistencia personal y nuestro programa de “apoyo de pares”
La asistencia personal es un recurso profesionalizado de apoyo y acompañamiento a las personas para desarrollar su proyecto de vida conforme a sus necesidades, intereses y expectativas. Este recurso nace desde una perspectiva social asociada al reconocimiento de derechos y a la igualdad de oportunidades, es decir, pone en valor a la persona como ciudadana de derechos. Por lo que garantiza que la persona con problemas de salud mental sea la dueña de sus propias decisiones y pueda ejecutarlas en todos los espacios de su vida.
Dentro del colectivo de salud mental, además, es un nuevo yacimiento de empleo, ya que potenciamos y promovemos la metodología de apoyo de pares como parte del recurso de asistencia personal.
Entendemos por “pares” a las personas con experiencia propia en salud mental que poseen un saber experiencial, lo que les capacita para acompañar a otras personas en un recorrido con el que ya están familiarizados (Agrest, Abadi, Cáceres, Lamovsky, Vigo, neistadt, Zalazar, Leiderman, 2014).
La metodología de “apoyo de pares” o “apoyo entre iguales” fue introducida en los servicios de salud mental en la década de los 90. En concreto, sus raíces datan del siglo XVIII de la mano de Pussin y Pinel en el país vecino, Francia, mediante la instauración de su conocido “tratamiento moral”.
Esta metodología ha ido resurgiendo en diferentes épocas de la historia de la psiquiatría (Postel y Quétel, 2000), si bien, las experiencias llevadas a cabo durante los últimos 20 años, se han realizado desde una óptica diferente a las impulsadas por Pussin y Pinel. Hoy en día, el enfoque está dirigido a cuestiones de derecho y al reconocimiento de las capacidades de las personas con experiencia propia (Ardila, Agrest, Abadi y Cáceres, 2013).
Nussbaum (2012) determina que las capacidades “no son solo habilidades residentes en el interior de una persona, sino que influyen también las libertades o las oportunidades creadas por la combinación entre esas facultades personales y entorno político, social y económico” (p.40). Por tanto, las capacidades son las oportunidades u ocasiones que el entorno nos proporciona para elegir y llevar a cabo el proyecto de vida. Este postulado requiere un modelo de atención que fomente la autonomía y el respeto de las diversas capacidades, tal y como sucede con “el apoyo de pares”.
Para llevar a cabo esta práctica, tras un proceso de recuperación, formamos y capacitamos como asistentes personales a personas con problemas de salud mental para que ejerzan como asistentes personales de otras personas con problemas de salud mental. Un empleo profesionalizado les empodera pasando de un rol pasivo a uno activo y les permite ejercer su libertad.
El mayor éxito del que podemos hablar desde que en el año 2016 implantamos el proyecto en Castilla y León es la satisfacción que nos produce ver los efectos de la asistencia personal en las más de 1500 personas que han reciben los apoyos y los casi 400 contrataciones, de las cuales un 8% son personas con problemas de salud mental.
Raquel Alario Bancells
Técnica en Programas
Federación Salud Mental Castilla y León