Esta pregunta retumba en la cabeza de todos los padres una vez recibido el diagnóstico, o en la mayoría de los casos, cuando son puestos en alerta desde el centro escolar por problemas observados en sus hijos, los padres siempre se preguntan cuál es el siguiente paso que deben seguir. Desde este post queremos aclarar los posibles pasos que se deberían dar cuando nos vemos en esta situación.
Normalmente el tutor o tutora al detectar algún indicio que pueda llevarle a pensar que hay un problema en el alumno, procederá a la apertura del protocolo correspondiente a través del cual intervendrá el Equipo de Orientación Educativa y Psicopedagógica (EOEP).
El EOEP realizará una valoración psicopedagógica, tras la cual y ante hallazgos significativos, pondrá el tan temido nombre a los síntomas del niño y se establecerá el cuadro de ayudas dentro del contexto escolar: Pedagogía Terapéutica (PT), Audición y Lenguaje (AL), Integrador Social…la figura adecuada dentro del centro que el niño necesita para una correcta evolución.
A su vez, si el diagnóstico otorgado al menor es susceptible de grado de discapacidad, se debe solicitar el reconocimiento de esta discapacidad por diferentes vías en función de la edad de corte de 6 años:
Si el niño es menor de 6 años, se tramitará la solicitud por el Centro Regional de Coordinación y Valoración Infantil (CRECOVI), donde se solicitarán dos cosas:
- Por un lado, la necesidad de atención temprana para que el niño reciba los recursos necesarios gratuitos que le corresponden por la Comunidad de Madrid (centros de atención temprana públicos).
- Y por otro el grado de discapacidad, que otorgará a los padres el derecho a solicitar beneficios sociales y fiscales que les ayudarán en tan difícil proceso.
Si el niño es mayor de 6 años, se acudirá a solicitar dicho grado de discapacidad al Centro Base correspondiente por el código postal del domicilio donde se encuentre el menor empadronado.
Paralelo a esto, comienza todo el “periplo” de médicos, que, a su vez, informarán si la discapacidad conlleva también una dependencia, que el niño necesite ayuda en las actividades básicas de la vida diaria, y que esta necesidad de ayuda, además, sea susceptible de ser reconocida y clasificada con el grado correspondiente.
A la vez que se tramitan discapacidad y dependencia si la hubiere, comienza el proceso terapéutico, tan importante para asegurar una evolución positiva del niño.
Es un largo y difícil camino, ya que como bien dice el corto de Emilio Aragón “Elegí playa y me tocó montaña”, en este camino nos encontraremos con que, si bien es muy duro, es cierto que también es bonito y tiene cosas maravillosas. Al transitarlo, los padres necesitarán descansos para coger fuerza y apoyarse en sus allegados y también, por qué no, llorar este momento.
Quizás buscando Asociaciones de pacientes de su patología o de familias, encuentren la empatía que necesitan, el consuelo y acompañamiento de otros padres que estén viviendo lo mismo que ellos donde se sientan arropados y puedan compartir miedos y preocupaciones. Pero esto no quiere decir que sólo se deba permanecer en esa parcela de la vida, las familias también necesitan respiro, y desde aquí hago una recomendación, cuidarse para cuidar, lo digo siempre hay que “Buscar momentos para vosotros, dejar en ocasiones de ser padres".
Ana Ortega Rico. Psicóloga Colegiada nº 34172.
Especialista en Atención Temprana. Psicomotricista.
Asociación Cuenta Conmigo Ayuda a padres y niños.
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