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Constantino Ramírez

"Mientras que pueda, sin pensar en los años que tengo, seguiré corriendo maratones. Aún me queda mucho que disfrutar"

Constantino en Berlín

Es posible cambiar el rumbo, cambiar las cosas y conseguir aquello que uno se propone en la vida. Un claro ejemplo es Constantino Ramírez que, a sus 79 años, ha participado ya en más de 200 carreras populares, en 25 medias maratones y en 12 maratones, entre los que están los más reconocidos del mundo. Esta pasión por las carreras nace dos años después de la jubilación y, desde entonces, Constantino es consciente de la importancia de vigilar su salud periódicamente y de seguir una alimentación lo más saludable posible.

Vídeo: Fundación Caser con Constantino Ramírez (Youtube)

Constantino corriendo en el maratón de Berlín

Él demuestra que la edad no es un impedimento para hacer las cosas que uno sueña y desea realizar. Su jubilación no es como había planificado, porque pensaba que ese tiempo transcurriría ocupándose los fines de semana y los meses de verano del huerto que tiene en un pueblo de Ávila.

Hoy Constantino tiene 79 años y sigue demostrando una fortaleza envidiable porque reconoce que, “mientras pueda, sin pensar en los años que tengo, seguiré corriendo maratones. Aún me queda mucho que disfrutar”. Su vida fue “de lo más normal” hasta el momento en el que se jubila, tanto desde el punto de vista profesional como familiar. A los 67 años comienza a correr y ya ha conseguido participar en los grandes maratones de todo el mundo. Según reconoce orgulloso, ha corrido “en los más emblemáticos a nivel internacional. Los cito siguiendo el orden en el que los hice: Nueva York, Berlín, Londres, Chicago, Boston y Tokio”. Además, no contento con lo conseguido, repitió en alguno de ellos y corrió en otras grandes citas como París, Valencia y Madrid. Toda una muestra de cómo la ilusión genera la fuerza necesaria para conseguir llegar a la meta que cada uno se marque.

El primer maratón, que recuerda con mucho cariño, fue el de Nueva York y lo corrió con 70 años, en 2006. Constantino reconoce que la principal responsable de que hoy pueda sentirse feliz corriendo es su hija pequeña, Marta, que fue quien le incitó a participar en la I edición de la carrera de El Arenal, localidad vecina de El Hornillo, en el Valle del Tiétar, donde la familia posee una segunda residencia (ya que vive en Madrid). “Al principio no hice mucho caso a la propuesta de mi hija, porque nunca había corrido. Sí que había practicado la caza y la pesca e incluso me hacía cargo de un huerto que tenía en el pueblo, pero correr no lo había hecho nunca por lo que me negué rotundamente. Al año siguiente, volvió con el mismo tema y volví a rechazarlo. Pero al tercer año, ya me tocó el amor propio y le pregunté a los buenos amigos que tengo en El Arenal cómo era la carrera un mes antes de que se celebrara y empecé a prepararme. Al principio no conseguía correr más de 100 metros seguidos, pero continué entrenando porque ya era un reto personal”, recuerda.

Constantino en Boston

En esa primera carrera, Constantino estuvo acompañado por tres amigos de Madrid que eran buenos corredores y consiguió llegar a la meta, aunque reconoce que el fallo estuvo en no pasar por un reconocimiento físico previo para comprobar en qué condiciones estaba. Nada más llegar a Madrid, pasó ese reconocimiento, prueba que se repite periódicamente para avalar, así, que está en condiciones para hacer frente a las carreras. “La primera prueba de esfuerzo que me hice concluyó en que tenía muy buenas condiciones físicas para practicar el atletismo. Así que a partir de entonces me dieron carta blanca para correr. Y con lo cabezota que soy, si me propongo algo, me marco objetivos, ya no hacía falta que me dijesen más”.

Ese fue el inicio, y bajo las supervisiones médicas pertinentes, Constantino comenzó a subir el nivel de esos objetivos participando en los grandes maratones que se celebran a lo largo del planeta. Este protagonista reconoce que lo más satisfactorio para él es culminar el recorrido, comenzar un maratón y poder terminarlo. Como hay que mantenerse en forma, entrena dos veces a la semana y acude al gimnasio otros dos días porque, a pesar de haber participado en los más grandes del mundo, “aspiro a correr algún maratón más todavía. Me gustaría mucho repetir Nueva York por tercera vez con 80 años”.

Proezas que sus 6 hijos y sus 9 nietos reconocen orgullosos del abuelo que es “como un héroe para ellos”.

Diploma de maratones Constantino Ramírez

 

 

Constantino en Berlín

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